Ciudad del Vaticano. El papa Francisco emprenderá el domingo su noveno viaje internacional, el más largo de los realizados hasta la fecha y en el que visitará Ecuador, Bolivia y Paraguay, países que conforman “el continente de la esperanza”.
El cardenal secretario de Estado, Pietro Parolin, señaló en una entrevista con Radio Vaticano que se trata de un peregrinaje muy deseado por el pontífice y lleno de expectativas para la Iglesia.
Señaló que para comprender su importancia es preciso recordar las palabras del pontífice durante la celebración de la Solemnidad de Nuestra Señora de Guadalupe, patrona del continente americano, el pasado 12 de diciembre.
En aquella ocasión, Bergoglio habló del “continente de la esperanza” -término acuñado por Juan Pablo II- y aseguró que de América Latina se esperan “nuevos modelos de desarrollo que conjuguen la tradición cristiana y el progreso civil”.
Que aúnen además “la justicia y la equidad con la reconciliación, el desarrollo científico y el tecnológico con la sabiduría humana y el sufrimiento fecundo con alegre esperanza”.
“Esta es la fisonomía de América Latina y también de los tres países que el Santo Padre se prepara para visitar”, agregó Parolin. Para el purpurado, en Latinoamérica se están produciendo cambios económicos, políticos y culturales como la reducción de la pobreza pero, al mismo tiempo, se registra “una progresiva secularización” de la sociedad, sin alcanzar aún los niveles de Occidente.
“Ante estos nuevos escenarios la Iglesia ha escogido la vía de la conversión pastoral, ha optado por la vía de la misión, del compromiso misionero y, en este sentido, puede convertirse en un paradigma para otras partes del mundo”, defendió.
En la misma línea se manifestó el secretario de Estado para las Relaciones con los Estados, Paul Richard Gallagher, quien consideró que el objetivo del viaje es “mostrar el modo en el que el Cristianismo puede ofrecer aún una válida contribución al afán de justicia, desarrollo y paz” de dichos países.
“America Latina se presenta actualmente como un laboratorio de ideas y experiencias en el campo político y social dirigidas a individualizar nuevos modelos de democracia y de participación que aseguren una mayor inclusión social”, dijo Gallagher a “Avvenire”.
Sin embargo se mostró convencido de que se trata de un continente “cada vez menos dispuesto a aceptar en modo dogmático modelos sociales propuestos desde el exterior” y deseoso de “hallar recorridos para un desarrollo acorde a su identidad y su historia”.
El papa saldrá mañana desde el aeropuerto romano de Fiumicino y, después de trece horas de vuelo y más de 10.000 kilómetros pondrá pié en Quito, donde se reunirá con el presidente Rafael Correa. Al día siguiente se trasladará a Guayaquil, donde celebrará una misa y almorzará con los jesuitas en el Colegio Javier, en el que se verá además con viejos amigos como el español padre Paquito.
El miércoles 8 de julio Bergoglio visitará en Quito una residencia de ancianos y, tras un encuentro con el clero partirá a Bolivia. Allí hará una visita de cortesía al presidente Evo Morales en el Palacio de Gobierno, seguido por un encuentro con las autoridades civiles en la catedral de La Paz.
Para evitar los efectos de la altura en la ciudad más elevada del mundo, el papa solo permanecerá en ella cuatro horas y por la tarde emprenderá el viaje hacia la Santa Cruz de la Sierra.
Allí, entre otros actos, participará en el II Encuentro Mundial de los Movimientos Populares, que celebraron su primera edición el año pasado en el Vaticano.
La última etapa de su viaje será Paraguay, el país con mayor proporción de católicos de América Latina y donde, tras los habituales encuentros protocolarios, continuará su visita en el hospital pediátrico Niños de Acosta Ñu y presidirá una misa en la explanada del santuario mariano de Caacupé.
El domingo 12, Francisco visitará a la población del Bañado Norte, que forma parte del cinturón de barrios pobres de la capital paraguaya y que sufre periódicas inundaciones por el desbordamiento del cercano río Paraguay.
Francisco, de este modo, tendrá contacto con las diferentes realidades sociales del continente sudamericano, en una gira que confirma su afán de acudir, no solo a las “periferias” geográficas, sino también a las existenciales