Ginebra.- Casi cinco meses después de que por primera vez se registrara la presencia del virus del Ébola en África Occidental, la comunidad internacional está en alerta máxima ante una epidemia que parece fuera de control y constituye una amenaza real si no se consigue contener.
El pasado 23 de marzo, la Organización Mundial de la Salud (OMS) anunciaba que el gobierno de Guinea Conakry había informado de un brote de ébola que se expandía muy rápido y que había matado al 60 por ciento de las personas que había infectado.
Casi cinco meses después, la epidemia se ha extendido a tres países más -Liberia, Nigeria y Sierra Leona- ha contagiado a 1.711 personas y matado a 932, y la OMS ha convocado a su Comité de Emergencia para determinar si la comunidad internacional se enfrenta a una emergencia sanitaria de alcance mundial.
Los 20 expertos -entre miembros y asesores- que conforman el Comité se reunieron ayer y volverán a hacerlo hoy por teleconferencia, y se espera que mañana temprano se haga público el resultado de sus discusiones. De todo ello informarán a la directora general de la institución, Margaret Chan, que a su vez tomará la decisión de declarar la emergencia o no, y de sugerir las medidas de prevención correspondientes.
Entre las recomendaciones que puede sugerir el Comité están las restricciones de viajes; el cierre de fronteras, aeropuertos y puertos tanto a personas como a mercancías; la anulación de eventos públicos, y toda otra actividad que pueda ayudar a la propagación del virus.
Todas estas decisiones se enmarcan en las Regulaciones Internacionales de Salud, creadas en 2005, y que establecen los pasos a seguir en caso de emergencia.
El virus del Ébola se detectó por primera vez en 1976 en dos brotes epidémicos casi simultáneos ocurridos en Nzara (Sudán) y Yambuku (República Democrática del Congo). La aldea en la que se produjo el segundo de ellos está situada cerca del río Ébola, que le da nombre. Hasta ahora, el peor episodio de ébola se había registrado en el año 2000 en Uganda, donde murieron unas 170 personas de más de 400 contagiados.
Actualmente, la cifra de decesos es cinco veces y media superior, y todo indica que el número de muertos crecerá dado que persiste una intensa transmisión “en la comunidad”, lo que en la jerga médica significa que hay contagio constante y no controlado. Uno de los aspectos más importantes, sino el que más, que ha provocado el rápido contagio, es el hecho de que es la primera vez que se registra el ébola en África Occidental.
Los expertos hablan de “registro” porque se intuye que el virus ya existía en la región en animales -especialmente monos y murciélagos- pero no había infectado, o no se había detectado, en personas.
Precisamente, el primer contagio debe haberse producido por la ingestión de uno de estos animales enfermos, por lógica, más fáciles de cazar que los sanos.
El desconocimiento de la enfermedad, y el hecho de que apareciese en aldeas remotas de Guinea, poblada con personas con poca educación formal y arraigadas en creencias ancestrales, provocaron que los servicios médicos no fueran alertados con prontitud.
En la mayoría de los casos, las personas infectadas se trataban en casa y cuando morían, se les lavaba el cuerpo y abrazaba y besaba, tal como indica la tradición.
Estas prácticas permitieron el rápido contagio, dado que el ébola se propaga por contacto directo con sangre, líquidos orgánicos como la saliva o la orina, o tejidos de las personas infectadas.
El periodo de incubación del virus es de 21 días, por lo que no se puede descartar el contagio hasta transcurridos 42 días desde el contacto. Además, la zona donde apareció el primer foco es una región fronteriza con Liberia y Sierra Leona, con un activo intercambio comercial interterritorial, lo que ayudó a la expansión del virus.
A pesar de que el virus tiene una tasa de mortalidad de entre el 25 y el 90 por ciento, no existe tratamiento ni vacuna específico, aunque sí que se han desarrollado métodos alternativos que esta misma semana se han probado con éxito en dos pacientes repatriados de África en un hospital de Estados Unidos.
Ante la gravedad de la enfermedad y la existencia de este tratamiento experimental, la OMS convocará la próxima semana un panel sobre ética médica para determinar no sólo si es idóneo el uso de un tratamiento experimental, sino también quién debería recibirlo, dado la poca disponibilidad del mismo.