El exministro dominicano Gonzalo Castillo, delfín del presidente, Danilo Medina, y el próspero empresario Luis Abinader, ganaron este domingo las primarias de los dos mayores partidos de la República Dominicana y se postulan como principales aspirantes a la Presidencia en las elecciones de 2020.
Castillo, de 58 años, fue el ministro de Obras Públicas y Comunicaciones del Gobierno de Medina desde 2012 hasta el pasado julio y se ha mercadeado como la «sangre nueva» del Partido de la Liberación Dominicana (PLD).
Con el presidente Medina maniatado ante la imposibilidad constitucional de optar por un tercer mandato y con otros pesos pesados del PLD en liza, pocos se imaginaron que Castillo sería el alfil escogido por el «danilismo» para enfrentar en primarias a un monstruo político de la talla del expresidente Leonel Fernández.
Sin experiencia en lides electorales y poco conocido en la calle, Castillo usó un torrente de recursos financieros para llevar su imagen a cada rincón del país, logrando saltar en los corrillos populares de «¿Quién es Gonzalo Castillo?» a ser conocido como «Gonzalo», a secas, en menos de un mes.
La ubicuidad de la propaganda de Castillo le ha convertido en carne de «memes» y despertó la suspicacia de algunos precandidatos del PLD que se retiraron de la campaña quejándose del trato desigual del Estado.
En la campaña, la retórica de Castillo se ha limitado a recalcar que es «el único capaz de garantizar al pueblo la continuidad del mejor Gobierno que haya tenido la República Dominicana», en alusión a Medina. «Cuando el alcalde de San Cristóbal me llamó "Gonzalo Medina", Rubén Bichara me dijo: "oye, se equivocó Nelson Guillén", y yo le dije, "no se equivocó", porque decir Gonzalo es lo mismo que decir Danilo Medina», dijo el mismo Castillo en un mitin.
Nacido un 20 de noviembre de 1960 en Barahona (suroeste), en el seno de una familia humilde, hijo de un barbero y una ama de casa, cuenta que, de su padre, heredó «el arrojo de ser independiente y dedicarse a la libre empresa». A los 23 años fundó su primera empresa, dedicada a la venta de equipos tecnológicos, nada más concluir sus estudios de Electrónica y Microprocesadores y ya siendo militante del PLD.
En una rápida ascensión empresarial, a los 32 años se convirtió en socio fundador de una constructora y de una empresa de helicópteros denominada Helidosa, que ahora es la mayor firma de aviación dominicana. En 1999 completó un posgrado en Administración de Empresas en Canadá, mientras subía puestos en las filas del PLD, donde trabajó en campañas electorales, antes de que Medina le diese la oportunidad de ser ministro en 2012, cuando ya era un próspero empresario.
Su patrimonio declarado era de 2,5 millones de dólares al asumir el Ministerio, cifra que para el 2016 alcanzaba los 9,8 millones, según declaró ante la Oficina de Evaluación y Fiscalización del Patrimonio de los Fondos Públicos. La gestión de Castillo al frente del Ministerio ha tenido logros, pero también sombras, descubiertas por una reciente investigación del Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación.
Según esta denuncia, que no ha sido investigada oficialmente, la construcción de la termoeléctrica Punta Catalina, obra estrella de la gestión de Medina, se adjudicó a la empresa brasileña Odebrecht a cambio del pago de 39 millones de dólares en sobornos. Las sospechas de corrupción que salpican al PLD han sido precisamente la principal munición de la que se nutre la campaña que ha llevado a la victoria este domingo a Luis Abinader, abanderado del Partido Revolucionario Moderno (PRM).
Este empresario y economista de 52 años, siempre enfundado en un elegante traje, opta por segunda vez a la Presidencia tras ser derrotado en 2016 por Medina. Una de las ideas que ha transmitido con más ahínco Abinader es el «peligro» que representa para el país y sus instituciones la permanencia del PLD en el «poder absoluto» que, a su juicio, ha ejercido hasta ahora, y que supondría una perpetuación de la corrupción y el incremento de la deuda pública.
Nacido en 1967 en Santo Domingo, licenciado en Economía y con varios estudios de posgrado en Estados Unidos, pertenece a una familia que se dedica, fundamentalmente, al negocio turístico y cementero y que es dueña de la universidad privada O&M. Abinader está casado con Raquel Arbaje y es padre de tres hijas, Esther Patricia, Graciela Lucía y Adriana Margarita.