El grupo que encabeza Danilo Medina en el Partido de la Liberación Dominicana no permitirá, mientras tenga el control de la organización y del Estado, que Leonel Fernández vuelva al Palacio Nacional con la banda presidencial.
Danilo y su gente impedirán –a toda costa- que “los vientos soplen” a favor de Leonel. No mientras estén en el poder.
La única manera en que el expresidente pueda eventualmente ocupar de nuevo la “primera magistratura del Estado”, es si el PLD de Danilo pierde las elecciones del 2020 y vuelve a la oposición como ocurrió en el 2004. Danilo le teme al “vuelve y vuelve” de Leonel porque sabe que no hay nada más brutal y despiadado que la venganza política. (Él es la mejor demostración).
Para impedirlo la primera tarea fue quitarle el control, a fuerza de dinero, en el Comité Político y el Comité Central, permitiéndole –a duras penas- continuar como presidente del partido, aunque nominal, hasta que se den las condiciones para destituirlo y dejarlo –si acaso- como miembro.
(Mientras Leonel y su grupo se debilitaban, con más miedo que vergüenza, Danilo y su grupo se fortalecían con la reelección con todo y Congreso, para satisfacer sus desmedidas ambiciones).
Después de quitarle el partido que controló a su antojo hasta su salida del poder en el 2012, la otra tarea era matarlo moralmente trayendo desde Estados Unidos donde había sido deportado por tráfico de drogas, al capo Quirino Ernesto Paulino Castillo para que reclamara una supuesta deuda de 200 millones de pesos.
Tan pronto terminó la misión palaciega, Quirino simplemente desapareció del escenario. Nadie sabe si su reclamo era cierto o falso, si cobró o no la deuda. Supongo que el grupo de Palacio le pagó con creces al igual que a los cómplices de la prensa.
La guerra fría (a veces caliente) contra Leonel continúa con escarceos jurídicos y conjeturas en los medios de comunicación que aún no terminan en los tribunales ni en las cárceles, pero que pueden terminar ahí si las circunstancias lo ameritan.
Lo que no entiendo es la pasiva actitud de Leonel durante estos cinco años. Recibe golpes y más golpes en el cuadrilátero. No se protege, no esquiva ni riposta como lo haría un buen boxeador. Sale huyendo con la excusa de compromisos internacionales como si temiera enfrentar a sus aguerridos enemigos.
Un líder se caracteriza por su inteligencia, carácter, valentía, don de mando, capacidad para influir sobre los demás y dirigirlos con sus sabias orientaciones. El líder enfrenta las dificultades, no se deja abatir. Un líder, si lo es de verdad, no se acobarda ante las adversidades. La historia está llena de ejemplos.