Este jueves, el actor austriaco-estadounidense y exgobernador del estado de California, Arnold Schwarzenegger, fue sometido a una operación en el Cedars-Sinai Medical Center de Los Ángeles (EE.UU.), informa el portal TMZ.
Fuentes del portal indican que hubo complicaciones durante la operación, en la que le reemplazaron la válvula aórtica con un catéter, al actor de 70 años. Las complicaciones hicieron que los médicos se vieran obligados a operarle de urgencia a corazón abierto durante varias horas. Por ahora, el actor se encuentra estable.
Si llega a tus manos una caja de cigarrillos, es probable que lleve una advertencia diciendo que el tabaco puede producir cáncer, algo que a estas alturas es bastante común en muchos países.
Sin embargo, te sorprenderías si vieras una taza de café con la misma advertencia.
Eso es lo que va a ocurrir en California, Estados Unidos, luego que una corte dictaminara que el café vendido en ese estado debe llevar el mismo tipo de alerta.
Un juez de Los Ángeles determinó que la cadena Starbucks y alrededor de otras 90 empresas de café no han cumplido con advertir a sus clientes que el producto contiene un componente potencialmente tóxico (acrilamida) que se produce durante el tostado de los granos.
Las empresas afectadas fueron objeto de una demanda interpuesta por una organización sin fines de lucro, cuyo argumento central es que la acrilamida es considerada como un cancerígeno según la ley del estado y que -por lo tanto- el café debería llevar un advertencia al respecto.
El magistrado, Elihu Berle, quien emitió el fallo a favor del Consejo para la Educación y la Investigación de Tóxicos, dijo que las compañías no deberían quedar eximidas de la ley, dado que no han podido demostrar que "el consumo de café es un beneficio para la salud humana"
Las firmas aludidas en el dictamen tienen plazo hasta el 10 de abril para apelar.
¿Qué tan riesgosa es la acrilamida?
La acrilamida se produce cuando los alimentos con almidón se tuestan, asan o fríen durante largos períodos a altas temperaturas.
Estudios realizados en animales han detectado que el químico causa tumores, evidencia que sugiere que la acrilamida podría tener el potencial de causar cáncer en los humanos.
Pero según equipos de expertos en seguridad alimentaria del Reino Unido y otros países europeos, el consumo promedio de acrilamida de un adulto se encuentra actualmente bajo el nivel que podría causar efectos adversos.
Un comunicado de la Asociación Nacional de Café señaló que la industria está considerando una apelación.
"Las etiquetas de advertencia sobre el café podrían ser engañosas. Los lineamientos alimentarios del gobierno de Estados Unidos señalan que el café puede ser parte de un estilo de vidasaludable".
La demanda fue interpuesta en 2010, argumentando que los vendedores de café deberían pagar multas de hasta US$2.500 por cada persona expuesta a la acrilamida en California desde 2002.
La próxima fase del juicio determinaría las posibles multas, pero información extraoficial señala que las empresas estarían por la opción de llegar a un acuerdoy usar advertencias sobre el químico.
En 2016, el café fue removido de la lista de posibles cancerígenos de la Organización Mundial de la Salud.
"Está quemado, pero vivo": la dolorosa espera de los familiares de las víctimas del incendio que dejó 68 muertos en una comisaría del estado Carabobo en Venezuela
Daniel García Marco
Enviado especial de BBC Mundo a Valencia, Carabobo
Derechos de autor de la imagenGETTY IMAGESImage captionLas circunstancias del incendio siguen sin estar claras y aún no hay una versión oficial del suceso.
A través de tres ventanucos estrechos con hierros oxidados los presos gritan a sus familiares que aguardan fuera.
"¡Pronto estaremos juntos!", se oye desde fuera de la comisaría de Valencia, donde el miércoles murieron 68 personas en un incendio.
Los sobrevivientes esperaban este jueves el traslado a una cárcel y, mientras, hacían sus denuncias a gritos.
A Lisandro Herrera su abuela Ana lo vio por unos segundos, pero apenas lo reconoció. Sus cejas, habitualmente pobladas, habían desaparecido.
"Pero está vivo, eso es lo importante", dice Ana Herrera sentada en la acera, ya aliviada de ver que Lisandro no es uno de los muertos en un motín y posterior incendio en una comisaría de la ciudad de Valencia, en el norte de Venezuela.
Las circunstancias seguían sin estar claras y, sin una versión oficial de lo sucedido, a los familiares de los reclusos no les quedaba más que agolparse en los alrededores del retén policial.
Image captionTras el incendio, las autoridades decidieron trasladar a los sobrevivientes a tres centros penitenciarios.
El Jueves Santo muchas familias lo pasaron entre la comisaría, el hospital, la morgue y tres cárceles de la zona donde fueron trasladados los sobrevivientes.
Herrera estaba obviamente aliviada. Cuando el miércoles recibió la noticia del incendio, sin embargo, perdió el conocimiento, afirma.
"No sabemos nada de mi hijo"
Ya en la mañana del jueves pudo traer arroz y dos arepas fritas de las que, dice, tanto le gustan a Lisandro. Fueron sólo unos segundos.
Según un agente de policía, en la comisaría había 200 detenidos, muchos más de los que la instalación debería acoger.
Por eso, Herrera estaba encargada de llevarle comida a su nieto todos los días y no sólo por culpa del incendio.
Si no, no comería o tendría que conformarse con lo que compartieran con él sus numerosos compañeros de celda.
Frente a la tranquilidad de Herrera, la desazón de otra señora anciana, María Victoria Castillo.
Su hijo llevaba allí un año y 2 meses, mucho más tiempo del que debería estar a la espera de un juicio y una eventual condena.
"No sabemos nada de mi hijo", dice con los ojos vidriosos que lubrican un momento de pura aspereza: el de la incógnita de saber si tu familiar está vivo o muerto.
"No nos dan información", lamenta. "A las 10 leen la lista", gritan. Frente a la cinta enclenque que separa la comisaría y a los policías de la tensa espera hay dolor y muchos rumores.
Image captionSegún un agente de policía, en la comisaría había 200 detenidos, muchos más de los que la instalación debería acoger.
Y acusaciones de corrupción, de que lo sucedido fue culpa de la policía, de que en realidad hay más de 100 muertos, de que algunos murieron por disparos…
La indignación y la expectativa hacen emerger años de descontento con las fuerzas de seguridad y son combustible para los señalamientos.
Decenas de cadáveres
"Defender, proteger y servir a nuestro pueblo", es el lema, ya decolorado, de la puerta principal de la comisaría de la policía del estado de Carabobo. Muchos este jueves ven más razones para que esté desteñido.
"No voy a repetir más", grita una agente de policía con más kilos que empatía ante la tragedia.
"Oye, gordita", le dice una señora que le trae alimentos a su hijo. "No voy a volver a por más comida", asevera sin paciencia mientras pide también fotos recientes para identificar a los que quedan dentro.
Los familiares de los vivos están preocupados de que estén compartiendo espacio aún con una decena de cadáveres que quedan por ser entregados.
El plan inicial de las autoridades era repartir a los sobrevivientes en tres centros penitenciarios. Finalmente, suspiran los familiares. Aunque las cárceles en Venezuela suelen ser lugares que están muy lejos de aproximarse al calificativo de adecuados.
Será mejor que la comisaría, esperan.
Image captionEntre los familiares se extendió la preocupación de que los presos estuvieran compartiendo espacio con una decena de cadáveres que quedaban por ser entregados horas después de la tragedia.
"El que tenga un difunto que no le hayan entregado…", solicita un hombre que sale de la comisaría. El mensaje, así gritado, puede ser práctico, pero resulta impúdico frente al dolor.
Sobre la acera, Judith Bello habla por teléfono. Y llora. Tiene los ojos rojos. Su esposo, de 27 años, está muerto. Se lo han confirmado ya. Pero el cadáver está tan carbonizado que ni siquiera le han dicho que se acerque a identificarlo.
Bello afirma que le tienen que hacer una prueba forense cuyo nombre ni recuerda. Se señala la mandíbula. Los dientes confirmarán.
"Nos están rociando gasolina", dice que le gritó su esposo cuando la llamó por teléfono. Porque en la comisaría los reclusos estaban hacinados, pero tenían celulares.
Celulares y armas
¿Qué pasó en el retén del que este jueves salían equipos de música, computadoras y archivadores?
Luisa Martínez aguardaba en el hospital. Su hijo resultó con quemaduras de segundo grado. "En el cuello, el abdomen y los dos brazos los tiene superquemados", asegura.
Image captionEl Jueves Santo muchas familias lo pasaron entre la comisaría, el hospital, la morgue y tres cárceles de la zona adonde fueron trasladados los sobrevivientes.
¿Qué le pudo contar su hijo?
Relata un tiroteo entre policía y reclusos. Porque en Venezuela, además de celulares, es normal que los detenidos tengan armas.
Luego, un incendio. Fuego en colchones y sábanas. "Yo estaba entre medio de las llamas", reproduce las palabras de su hijo, que se arrodilló esperando lo peor.
"Pero ahí escuchó: 'Salgan, salgan, salgan, salida, salida, salida'. Y salió. Ahí es que recibe la quemadura en la cara porque había una cortina prendida", afirma Martínez, que había visitado a su hijo el domingo.
"Motín" y "presunto incendio", esas eran las únicas tres palabras de las autoridades sobre un incidente que dejó 68 muertes.
Y otras muchas más víctimas que buscan una explicación, justicia o claridad. O simplemente un cuerpo.
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