Por Carlos Vallejo (el poeta del sentimiento).
Hijo del contratista Marcial Monroig y Dolores Jiménez, ama de casa, Gilberto Monroig nació en el sector de Villa Palmeras de Santurce, Puerto Rico, el 2 de julio de 1930. De origen campesino en las costas entre Quebradillas y Camuy, sus padres se mudaron para el viejo Cangrejos, donde se escuchaba la bomba y la plena, además de los tangos de Gardel. Gilberto estudió en las escuelas Castelar, Goyco, Asenjo y la Matienzo Cintrón, de Santurce. Allí participaba en las distintas actividades artísticas escolares. Obtuvo su diploma de cuarto año de escuela superior mediante exámenes en Nueva York.
A los diez años ya empezaba a despuntar como cantante imitando a Gardel, y su pasión musical se encendió cuando su padre le regaló una guitarra a su hermano Luis. Gilberto se entusiasmó con el regalo ajeno y fue aprendiendo a combinar sus cuerdas con los métodos que utilizaba su hermano, hasta lograr algunos acordes. El instrumento trajo discordias entre los hermanos y para evitarlas, don Marcial le regaló una igual a Gilberto, quien en poco tiempo superó a su hermano a base de mucha práctica. Años más tarde habría de honrar el instrumento al ponerle su nombre a un centro nocturno que tenía en San Juan, y al resaltar sus virtudes en una entrevista grabada: "Siempre me gustó la guitarra, así, hermosa, con su curvatura de cuerpo de mujer, y tocarla suave y dulcemente, como si fuera una caricia".
Sus primeros pasos musicales como aficionado fueron a la edad de 13 años con el Conjunto Taoné. Un año más tarde se integra al Conjunto Maravilla. Posteriormente se organizó en Santurce un grupo de jóvenes músicos que estudiaban en la Universidad, entre ellos el pianista Héctor Narváez, un trompetista, un clarinetista y un bajista. Necesitaban un cantante y guitarrista y fueron a buscar a Gilberto. Tras muchos ensayos, consiguieron un contrato en el King Club, en la marina de San Juan, donde también trabajaba William Manzano y su orquesta, cuyo cantante era Santitos Colón. El ambiente que imperaba en el lugar no era el más apropiado para un joven de su edad y allí comenzó su debilidad ante lo prohibido, una trampa de la que se le haría difícil salir.
Para esa época, Vitín Avilés cantaba con Miguelito Miranda en el Hotel Condado. Pronto Vitín se marchó a Nueva York y Santitos Colón lo sustituyó. William Manzano se quedó sin cantante e invitó a Gilberto a su orquesta, lo cual representaba un escalón grande en sus ambiciones musicales. Del King Club pasó al China Doll en Santurce, un lugar respetado por los amantes de la música. Tenía quince años cuando venció el contrato y a falta de oportunidades, se fue para Mayagüez con la orquesta de William Manzano, quien consiguió un contrato en la WPRA de Andrés Cámara. Con ellos estuvo durante seis meses, hasta que la Super Orquesta Tropicana del Maestro Rafael Elvira se quedó sin cantante, y le enviaron un telegrama para contratarlo como vocalista.
Con esta orquesta dio un paso gigante en sus aspiraciones profesionales, pues viajaban mucho por la Isla y se presentaban en las grandes fiestas y bailes de la época, además de trabajar tres días fijos en un lugar de prestigio, el Tres Palmas. Vencido el contrato, se mudaron para el Hotel Condado y allí se fue desbandando la orquesta hasta reducirse a un quinteto, con Gilberto de cantante. Poco después recibió una invitación para cantar con la orquesta de intervalos de Pete Rivera, en la inauguración del Hotel Caribe Hilton, donde la atracción o "main band" era la orquesta de Miguelito Valdés, "Mr. Babalú".
Terminada la temporada en el Hilton, Pete se marchó a Nueva York y Gilberto recibió una oferta para cantar con la orquesta de Armando Castro en el prestigioso salón de baile El Escambrón Beach Club. En Nueva York Pete organizó su orquesta, consiguió un contrato de una semana en el Teatro Puerto Rico e invitó a Gilberto a que lo acompañara, lo que entusiasmó al joven intérprete. Allí tuvo mucha aceptación del público y muy pronto se regó la voz de sus habilidades interpretativas, lo cual atrajo a otros artistas al lugar. Entre ellos visitó el salón el pianista cubano José Curbelo, quien le gustó la forma de vocalizar de Gilberto y le ofreció trabajo con su orquesta en el Bachelor's House de Nueva York. En un mes Gilberto se presentó en tres países distintos, al cumplir contratos en el Teatro Puerto Rico de Nueva York, el Hotel Hispaniola de Santo Domingo y el Ragoon Ruby de Curacao.
Estando allí, el "rey del timbal" Tito Puente confrontó problemas con su cantante Vicentico Valdés y habló con Curbelo para que le permitiera a Gilberto cantar con su orquesta. Curbelo entendió que era una gran oportunidad y le permitió dar el salto a la orquesta de Puente, con quien estuvo dos años e hizo muchas grabaciones en discos de 78 r.p.m, así como presentaciones en el famoso Palladium Ball Room. Entre sus grandes éxitos con Tito Puente figura "Malcriada". Su renuencia a los constantes viajes lo llevó a abandonar la orquesta. En 1955 decidió hacerse solista y a finales de la década regresa a la Isla.
Gilberto Monroig fue una de las voces más románticas en Latinoamérica. Sus primeras grabaciones las hizo con la Tropicana, que fueron "Mujer" y "Duerme, Margarita", para el sello Verne. Luego grabó con William Manzano en la emisora de Mamery, la WTIL, con el Sexteto La Playa de Payo Alicea y varios discos a voz y guitarra, entre ellos uno con música de Pedro Flores y otro de Rafael Hernández. En total, Gilberto nos legó unos cuarenta discos sencillos y treinta discos de larga duración. El tema "Egoísmo", del dominicano Moisés Zoaín, grabado en 1959, le mereció su primer Disco de Oro; y "Simplemente una ilusión" de Héctor Urdaneta, grabado en 1964, le ganó otro. Además de la orquesta de Tito Puente, grabó con Radhames Reyes Alfau, con la Panamericana, y con el combo de Julio Gutiérrez. Se dio a conocer en varias ciudades de Estados Unidos, así como en países latinoamericanos, pese a su renuencia a viajar y amor por su terruño. Participó en múltiples programas de radio y televisión, entre ellos, "El Show Palmolive", "Una hora contigo" (de Myrta Silva), "El Casino de la alegría", "Bohemia 89" y "El Show del mediodía".
Gilberto tuvo tres hijos: Gilberto Jr., de su primer matrimonio, y Glenn y Linda, de su unión con Helen Jonas, quien le sirvió de estímulo y apoyo casi hasta el final de su vida. A raíz de su muerte, acaecida el 3 de mayo de 1996, la Avenida Puerto Rico que corre de este a oeste, desde la margen de la Laguna de Los Corozos hasta terminar en la Escuela Emilio Castelar, lleva el nombre de Avenida Gilberto Monroig. Sus restos reposan en el Cementerio Santa María Magdalena de Pazzis del Viejo San Juan, cerca de Pedro Flores, Daniel Santos y Don Felo, entre otras glorias del pentagrama musical boricua.