Elevados, plazas y otros espacios públicos de los alrededores del kilómetro Nueve de la autopista Duarte, y la avenida Winston Churchill han sido ocupados por decenas vendedores ambulantes haitianos, obstruyendo el libre tránsito de los peatones. El caos es tan grande que los peatones deben caminar en fila a través de un laberinto de faldas, blusas, batas de dormir, gorras de béisbol, pantalones suéteres y otros artículos. Todo comienza a las 6:00 de la mañana cuando los vendedores llegan al elevado del kilómetro Nueve que está en la antigua rotonda, con el objetivo de ocupar los mejores lugares y aprovechar el paso de miles de personas que a esa hora van a sus lugares de estudio o de trabajo en el centro de la ciudad, o hacia los distintos barrios de Herrera, Los Alcarrizos, Los Girasoles y otros barrios de Santo Domingo Oeste.
Las ventas concluyen alrededor de las 8:00 de la noche cuando recogen todo, menos los desperdicios, y llenan gigantescas bolsas de lonas con las mercancías que son trasladadas a otros lugares.
Terminada la jornada la basura se convierte en el principal adorno del lugar, que entonces comienza a ser ocupado por indigentes para dormir.
La mayor cantidad de buhoneros se congrega en la tarde y las primeras horas de la noche, cuando el sol es menos agresivo y los peatones regresan a sus casas.
Los 12 escalones de los elevados están ocupados por mujeres haitianas que venden ropas usadas, cremas, perfumes, chancletas de goma, gorras de hilos de seda y de beisbol, pañales desechables, redecillas y frutas.
En la parte superior del elevado jóvenes haitianos y dominicanos venden CD de música y películas pirateados, candados y llaveros.
Mientras que en la parte baja del elevado en medio del hedor y la basura también venden dulces de maní y de coco y maní tostado, agua y café colado, hojuelas de plátanos y palomitas de maíz.
Otros vendedores en triciclos venden sumo de naranja y de caña y cuantas cosas de comer o de beber se consiguen en las calles como empanadas y pan de maíz.
Hay otros vendedores haitianos que manejan grandes cantidades de dinero y se dedican a la venta de tarjetas de llamadas telefónicas y a prestar dinero a sus compatriotas que no disponen de capital suficiente.
Muchos dominicanos prefieren comprar las mercancías que venden los buhoneros haitianos, porque son de buena calidad y a precios mucho más bajos que en el comercio local.
Los cosméticos que venden los haitianos son generalmente franceses, de excelente calidad, y se consiguen por un tercio de su precio real.
Otro motivo para comprarle a los venduteros haitianos es que no hay que desplazarse a ningún centro comercial, ni pagar pasaje para adquirir los productos, sino, atravesar las zonas donde estos suelen colocarse todos los días.
El grave problema es que cada vez es menor el espacio para los peatones y transeúntes, en una ciudad concebida para los que tienen vehículos de motor, no para aquellos que están a pie o que tienen alguna discapacidad.
El cabildo
El cabildo del Distrito Nacional ha realzado múltiples esfuerzos por regular la presencia de vendedores en los espacios públicos, pero todo ha sido inútil. En el kilómetro 9 de la autopista Duarte, el cabildo construyó modernos módulos para los buhoneros y vendedores ambulantes, pese a lo cual los el desorden continúa. Los buhoneros son desalojados pero siempre regresan a los espacios públicos por donde caminan los peatones.
UN APUNTE
Los guapos
Muchos buhoneros o vendedores callejeros instalados en el kilómetro 9 de la autopista Duarte, guapean y se enfrentan a cualquiera que critique el desorden existente en el lugar por donde circulan miles de pesonas al día.