Por Carlos Vallejo (el poeta del sentimiento).
Estamos
en tiempo de vacas gordas, por tanto,
sus terneros amamantan abundante leche. Pero a esos terneros de cuatro meses de
dulce teta, que le ruegan a Dios que no muera la vaca, porque si eso pasa que
puede pasar, ¿qué será de los mercenarios digitales de los ébolas digitales, de
los tránsfugas digitales?
Ya
que no les quede puerta para tocar, que entren.