miércoles, 30 de octubre de 2019

RECORDAR ES VIVIR

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Creció en la sección de Borough Park de Brooklyn. Sus padres se divorciaron cuando él tenía tres años y cuando su madre se volvió a casar, Koufax tomó el nombre de su nuevo marido, Irving.​
Koufax fue a la Preparatoria Lafayette en Brooklyn. Ahí, destacó en baloncesto y béisbol.​ Al mismo tiempo, Koufax comenzó a visitar el Centro Comunitario Judío local y jugaba al baloncesto allí, compaginando estas actividades deportivas con sus estudios en el instituto Lisbon Park.
​ En 1950, a los 15 años, Koufax comenzó a jugar en la Baseball Ice Cream League donde fue descubierto por scouts de béisbol.​
En Lafayette, Milt Laurie descubrió a Koufax. Milt era el padre de dos compañeros del equipo de Koufax y entrenador de los Coney Island Sports League's Parkviews. Laurie mandó a sus hijos a reclutar a Koufax para que lanzara con los Parkviews.
Koufax se graduó de la preparatoria y decidió asistir a la Universidad de Cincinnati, con una beca de baloncesto.
El primer intento de Koufax de fichar por un club profesional fue con los New York Giants en Polo Grounds. Después trató con los Pittsburgh Pirates en Forbes Field. Durante la práctica, Koufax lanzó tan fuerte que rompió el pulgar de su receptor, Sam Narron, uno de los entrenadores de los Pirates. Branch Rickey, entonces el manager general de los Pirates, dijo a su scout Clyde Sukeforth que Koufax tenía el "mejor brazo que jamás había visto".5​ Los Pirates ofrecieron un contrato a Koufax por 15.000 dólares, pero él lo rechazó.
El scout de los Dodgers Al Campanis había oído hablar de Koufax por medio del dueño de una tienda de equipamiento deportivo. Después de ver a Koufax lanzar en Lafayette, Campanis lo invitó a una prueba en Ebbets Field. El mánager de los Dodgers Walter Alston y el director de los scouts Fresco Thompson miraron mientras Campanis se ponía al bate y Koufax comenzaba a lanzar. Campanis dijo después "el vello de mis brazos se erizó y la única otra vez que me había pasado esto fue cuando vi la Capilla Sixtina".6​ Los Dodgers contrataron a Koufax por 20.000 dólares —con un bono de contratación de 14.000 y un salario de 6000. Koufax aceptó la oferta, planeando usar el dinero del bono para la escuela de arquitectura en caso de que lo del béisbol no funcionara.
Dado que el bono en el contrato de Koufax era mayor de 4000 dólares, fue directamente a las Grandes Ligas. Los Dodgers estaban obligados a mantenerlo en el equipo durante dos años antes de mandarlo a las ligas menores. Para hacer espacio en la alineación, los Dodgers mandaron a su futuro mánager, Tommy Lasorda, a los Montreal Royals de la Liga Internacional. Lasorda después bromeó diciendo que se necesitaba a alguien como Sandy Koufax para mantenerlo fuera de la rotación de pitcheo de los Dodgers.
Koufax hizo su debut profesional el 24 de junio de 1955, en la quinta entrada contra los Milwaukee Braves con el marcador en contra de los Dodgers 7–1. Johnny Logan, el primer bateador al que Koufax se enfrentó, consiguió un sencillo. Después llegaron los futuros miembros del Salón de la Fama, Eddie Mathews y Hank Aaron. Mathews tocó la pelota y Koufax tranquilamente la capturó y después erró el tiro mandando la bola al jardín central, al intentar sacar a Logan en segunda base. Aaron recibió una base por bolas para llenar las bases. Bobby Thomson fue el siguiente bateador y después de llenar la cuenta, se ponchó haciendo swing. Thomson fue la primera víctima de ponche de Koufax.
El primer partido comenzado por Koufax fue el 6 de julio. Lanzó solo 4 entradas y 2/3, permitiendo ocho bases por bolas. No volvió a abrir un partido durante casi dos meses, pero logró un buen trabajo en su siguiente apertura. El 27 de agosto, jugando en Ebbets Field contra los Cincinnati Reds, Koufax lanzó el partido entero, con solo dos hits y ninguna carrera, consiguiendo su primer partido ganado. Koufax tuvo solo 12 apariciones en 1955, lanzando 41,7 entradas y dando casi tantas bases por bolas (28) como ponches (30). Solo ganó otro partido en 1955 y también fue sin carreras.
Durante el otoño, se inscribió en la Escuela de Estudios Generales de la Universidad de Columbia, que ofrecía clases nocturnas de arquitectura. Los Dodgers ganaron la Serie Mundial de 1955 obteniendo el primer título en la historia de la franquicia, pero sin la ayuda de Koufax, que estuvo en el banco toda la serie. Después del out final de la serie, Koufax condujo hasta Columbia para ir a clases.
1956 no fue muy diferente de 1955 para Koufax. Vio poca acción, lanzando solo 58,2 entradas, dando 29 bases y ponchando a 30; con una efectividad de 4,91. Rara vez se le permitía permanecer en el partido después de meterse en problemas. Tan pronto como lanzaba unas cuantas bolas malas seguidas, Alston ponía a alguien a calentar en el bullpen. Jackie Robinson, en su última temporada, tuvo enfrentamientos con Alston por diversas cuestiones, incluyendo a Koufax. Robinson notó que Koufax tenía talento y no estaba de acuerdo con que Koufax pasara tanto tiempo en el banco.
Para estar preparados para la temporada de 1957, los Dodgers mandaron a Koufax a Puerto Rico para que jugara béisbol invernal. El 15 de mayo, la restricción de mandar a Koufax a las ligas menores terminó. Alston le dio la oportunidad de justificar su lugar en la alineación de las Grandes Ligas al permitirle comenzar el siguiente partido. Enfrentándose a los Chicago Cubs en Wrigley Field, Koufax ponchó a 13 y ganó el partido al lanzar las nueve entradas. Fue su primer partido completo en casi dos años. Las siguientes dos semanas y por primera vez en su carrera, estuvo en la rotación inicial de pitcheo. A pesar de que ganó tres sus siguientes cinco partidos, y tener la mejor efectividad con 2,90, Koufax no comenzó un partido en los siguientes 45 días. En su siguiente apertura, el 19 de julio, ponchó a 11 en siete entradas, pero se fue sin decisión. El 29 de septiembre, Koufax fue el último jugador que lanzó para los Brooklyn Dodgers antes de que se mudaran a Los Ángeles; lanzando una entrada como relevista en el último día de la temporada.
Durante las tres temporadas siguientes, Koufax estuvo dentro y fuera de la rotación inicial de los Dodgers debido a varias lesiones. Comenzó la temporada de 1958 bien, con un récord de 7–3 hasta julio, pero se lesionó el tobillo durante un choque en primera base. Terminó la temporada con récord de 11–11, y fue líder de la Liga en wild pitches. En junio de 1959, Koufax ponchó a 16 Philadelphia Phillies estableciendo el récord en un partido nocturno. Dos meses después, rompió ese récord en Los Ángeles contra los Giants, empatando a Bob Feller en el récord de ponches en un partido de Grandes Ligas, un total de 18.
Los Dodgers jugaron contra los Chicago White Sox en la Serie Mundial de 1959. El primer partido fue en Chicago, donde Koufax hizo su primera aparición en una Serie Mundial, relevando durante dos entradas perfectas en una derrota 11–0. Alston permitió que Koufax abriera el quinto partido. El partido se jugó en el Los Angeles Coliseum frente a 92.000 aficionados. Koufax y los Dodgers perdieron 1–0 cuando Nellie Fox anotó durante un doble play.
A principios de 1960, Koufax pidió al manager general de los Dodgers, Buzzie Bavasi, que lo cambiara a otro equipo por que no estaba jugando mucho. Al final de 1960, Koufax estaba listo para renunciar al béisbol y dedicarse a su negocio de electrónica. Después del último partido de la temporada, tiró sus spikes y su guante a la basura. Nobe Kawano, el supervisor del clubhouse, recuperó las cosas para devolvérselas a Koufax al año siguiente (o algún otro en caso de que Koufax no regresara).

Dominio

Koufax se presentó para la temporada de 1961 en mejor condición que en años anteriores. Después del invierno, decidió correr y ejercitarse más. Koufax también había planeado descubrir lo bueno que podía llegar a ser. Durante un viaje de entrenamiento de primavera a Orlando, un scout de los Dodgers y el receptor Norm Sherry habían descubierto un defecto en la manera de lanzar de Koufax: tomaba tanto vuelo hacia atrás, que en el momento de soltar la pelota, su visión era obstruida un poco por su brazo derecho y no podía ver la zona de strike completamente. Sherry se lo dijo a Koufax en palabras que ya habían sido usadas antes: Sandy, no tienes que lanzar tan fuerte. También convenció a Koufax de que no necesitaba tomar tanto vuelo antes de lanzar.
En la primera entrada del partido en Orlando, Koufax llenó las bases con 12 lanzamientos malos consecutivos. De nuevo, Sherry le dijo que le quitara un poco de velocidad al lanzamiento para tener mayor control. Koufax finalmente obedeció y ponchó a tres bateadores consecutivos. Cuando salió del partido después de siete entradas, Koufax había ponchado a 8 bateadores, permitiendo cinco bases por bolas pero ningún hit.
Koufax finalmente llegó a un puesto permanente en la rotación inicial. El 15 de septiembre de 1961 rompió el récord de ponches por un lanzador zurdo en la Liga Nacional con su ponche número 243. El 27 de septiembre, Koufax rompió el récord de la Liga Nacional de ponches en una sola temporada, pasando la marca de 267 ponches de Christy Mathewson, establecida 58 años antes en 1903. Terminó la temporada con récord de 18–13, 269 ponches y 96 bases por bolas. Durante los dos Partidos de las estrellas de 1961, Koufax lanzó dos entradas y un tercio sin permitir una carrera.
Los Dodgers se mudaron a Chávez Ravine, su nuevo estadio, en 1962. Estaba diseñado para ser un parque favorable para los lanzadores, con una zona de foul muy amplia y un fondo terrible para el bateo. Lanzando en este parque, Koufax bajó su efectividad en casa de 4,29 a 1,75. El 30 de junio contra los New York Mets, Koufax lanzó su primer juego sin hits; en la primera entrada de la victoria 5-0 sobre los Mets, Koufax ponchó a tres bateadores con nueve lanzamientos, convirtiéndose en el sexto pitcher de la Liga Nacional, y el décimo primero en la historia, que lograba 3 ponches con nueve lanzamientos en una media entrada, también siendo el primer lanzador en lograrlo en la primera entrada de un partido. También rompió la espera de 38 años en la Liga Nacional para que un lanzador lograra hacer esto, desde que Dazzy Vance lo había hecho. Con el juego sin hit y una efectividad de 1,23 en el mes de junio, fue nombrado Jugador del Mes. Cuando tomó su turno al bateo contra los San Francisco Giants el 8 de julio, Koufax se lastimó el dedo índice de la mano izquierda, pero no se lo dijo a nadie. Koufax lanzó varios partidos mientras su dedo desarrollaba gangrena. Después de ver a un especialista, se determinó que Koufax tenía una artería aplastada en su mano.
Por suerte, diez días de medicina experimental reabrieron la artería. Koufax finalmente pudo lanzar de nuevo en septiembre, cuando el equipo estaba metido en una carrera por el banderín de liga contra los Giants. Tratando de verse bien después de su larga incapacitación, Koufax no fue efectivo en tres apariciones, mientras los Giants se acercaban a los Dodgers a finales de la temporada. La noche anterior a los playoffs de la Liga Nacional, el mánager Walter Alston preguntó a Koufax si podía comenzar el partido del día siguiente. Con una rotación de pitchers cansados, no había nadie más disponible, ya que Don Drysdale y Johnny Podres habían lanzado los dos días anteriores. Koufax debía lanzar.
Como Koufax dijo más tarde, "Ya no tenía nada". Fue retirado en la segunda entrada, después de permitir cuadrangulares de los futuros miembros del Salón de la FamaWillie Mays y Jim Davenport. Después de ganar el segundo partido de la serie, los Dodgers perdieron una ventaja de 4–2 en la novena entrada del decisivo tercer partido, perdiendo el banderín de la Liga.
Koufax regresó muy bien en 1963. El 11 de mayo llevó un juego perfecto hasta la octava entrada contra la poderosa alineación de los Giants, incluyendo los futuros miembros del Salón de la Fama Willie MaysWillie McCovey y Orlando Cepeda. Koufax dio una base por bolas a Ed Bailey después de tener la cuenta llena, pero conservó el partido sin hits, su segundo en dos años, terminando el partido en la novena. Koufax terminó el año llevándose la Triple Corona del pitcheo, siendo líder en ganados (25), ponches (306) y efectividad (1,88), mientras que también lanzó 11 blanqueadas. También recibió el premio MVP y el Premio Cy Young (el primero por decisión unánime) junto con el Hickok Belt.
Los Dodgers se enfrentaron a los New York Yankees en la Serie Mundial de 1963 donde Koufax derrotó a Whitey Ford en el primer partido de la serie, con un récord de 15 ponches en un partido de Serie Mundial. También ganó el cuarto partido, completando la barrida de los Dodgers sobre los "Viejos Yankees", ganándose el Premio MVP de la Serie Mundial. Como la 'K' es la abreviación para el ponche, algunos periódicos tenían, después del primer partido, el encabezado: 'K-K-K-K-K-K-K-K-K-K-K-K-K-K-Koufax'. Clete Boyer fue el único Yankee que no se ponchó contra Koufax. Mickey MantleTom Tresh y Tony Kubek recibieron dos ponches cada uno y Bobby Richardson fue ponchado tres veces (aunque solo se ponchó 22 veces en la temporada, en 630 turnos al bate). Koufax también ponchó a tres bateadores emergentes, incluyendo a Harry Bright para terminar el partido. Yogi Berra, después de ver la actuación de Koufax en el primer partido, dijo: "Ya veo por qué ganó 25 juegos. Lo que no entiendo es como perdió cinco."
La temporada de 1964 comenzó con grandes expectativas. El 18 de abril, Koufax ponchó a tres bateadores con nueve lanzamientos en la tercera entrada de una derrota 3-0 contra los Cincinnati Reds, convirtiéndose en el primer (y hasta ahora único) lanzador que ha logrado ponchar a tres bateadores con nueve lanzamientos en una entrada dos veces en la Liga Nacional. Sin embargo, el 22 de abril, contra los St. Louis Cardinals, durante la primera entrada de su tercera apertura, Koufax sintió que algo “se soltó” en su brazo. Koufax recibió tres inyecciones de cortisona para su codo y perdió tres aperturas. El 4 de junio, en Shibe Park contra los Philadelphia Phillies, durante la cuarta entrada, Koufax le dio una base por bolas a Richie Allen con un lanzamiento muy cerrado y la cuenta llena. Allen, que fue retirado al tratar de robar segunda base, fue el primer y último Phillie que alcanzó la base ese día.
Con su tercer partido sin hits en tres años, Koufax se convirtió en el segundo pitcher de la era moderna (después de Bob Feller) en lanzar tres partidos sin hits. El 8 de agosto, Koufax se lastimó el brazo izquierdo al lanzarse a segunda base para evitar ser eliminado. Pudo lanzar y ganar dos partidos más, sin embargo, la mañana después de su victoria número 19, una blanqueada con trece ponches, ya no podía estirar su brazo. El médico de los Dodgers, Robert Kerlan, le diagnosticó artritis traumática. Koufax terminó el año con un impresionante récord de 19–5.

Jugando con dolor

La temporada de 1965 comenzó mal para Koufax. El 31 de marzo, la mañana después de haber lanzado un partido completo durante el entrenamiento de primavera, Koufax se despertó y descubrió que su brazo izquierdo estaba morado por una hemorragia. Koufax volvió a Los Ángeles para ver a Kerlan, que le dijo a Koufax que tendría suerte si podía lanzar una vez a la semana. Kerlan también le dijo a Koufax que finalmente perdería todo el uso de su brazo. Juntos, hicieron un calendario en el que Koufax solo lanzaría cada cinco días en lugar de cada cuatro como acostumbraba, resultando en treinta y cuatro aperturas en lugar de cuarenta y una. Kerlan pensó que siete aperturas menos no harían mucha diferencia, así que Koufax accedió a no lanzar entre partidos.
Para lograr mantenerse en los partidos en los que sí lanzaba, Koufax requería inyecciones de cortisona en el codo, Empirin con codeína para el dolor (que tomaba todas las noches y a veces en la quinta entrada) y Butazolidin para la inflamación. También utilizaba ungüento Capsolin basado en capsaicina (llamado "bálsamo atómico" por los jugadores de béisbol) antes de cada partido y luego metía su brazo en hielo.
A pesar del constante dolor en su codo izquierdo, Koufax terminó el año llevándose la Triple Corona de los lanzadores por segunda vez, siendo líder de liga en ganados (26), efectividad (2,04) y ponches (382). Su total de ponches rompía el récord de 348 establecido por Bob Feller en 1948 y se mantuvo hasta 1973, cuando Nolan Ryan ponchó a 383 bateadores (sus 382 ponches siguen siendo el récord de una temporada en la Liga Nacional). El promedio de bateo de sus oponentes era de solo .179.
Koufax y los Dodgers ganaron la Serie Mundial una vez más, mientras que él consiguió su segundo Premio Cy Young (por decisión unánime de nuevo). En la Serie Mundial, Koufax rechazó lanzar en el primer partido debido a la celebración del Yom Kipur y su equipo fue derrotado. Koufax lanzó 6 entradas en el segundo partido, permitiendo dos carreras, pero los Minnesota Twins ganaron el partido 5–1, tomando una ventaja de 2–0 en la serie. Los Dodgers remontaron, con Claude Osteen, Don Drysdale y Koufax logrando victorias vitales para tomar ventaja 3-2 en el regreso a Minnesota. Koufax hizo un partido completo sin carreras en el quinto partido que su equipo ganó 7-0. Los Twins ganaron el sexto partido, forzando el séptimo. Koufax comenzó el sexto partido y a pesar de solo descansar dos días y no tener buen control de su curva, lanzó una blanqueada en la que permitió solo tres hits para ganar la Serie Mundial. Esta actuación fue suficiente para que Koufax recibiera su segundo Premio MVP de la Serie Mundial. También en 1965, ganó el Hickok Belt por segunda vez, la primera (y única) ocasión en la que alguien ha ganado este premio más de una vez. También fue nombrado el Deportista del Año por la revista Sports Illustrated.
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Vida después del retiro

Actualmente, Sandy Koufax vive en el condado de BucksPensilvania.
En 1967, firmó un contrato de diez años con NBC por 1 millón de dólares para ser el presentador en Juego de la Semana de las Grandes Ligas de Béisbol. Nunca se sintió cómodo frente a la cámara y renunció después de cinco años, justo antes del comienzo de la temporada de 1973.
Koufax estuvo casado con Anne Widmark, hija del actor Richard Widmark, hasta que se divorciaron en 1982. Se volvieron a casar y a divorciar en los 90.
En su primer año de elegibilidad en 1972, Koufax fue incluido en el Salón de la Fama del Béisbol, unas semanas antes de que cumpliera 36 años. Su elección lo convirtió en el miembro más joven del Salón de la Fama, cinco meses más joven que Lou Gehrig cuando él fue incluido en 1939. El 4 de junio de ese mismo año, el 32, número del uniforme de Koufax fue retirado por los Dodgers junto con los de las estrellas de los Dodgers Roy Campanella (39) y Jackie Robinson (42).
Los Dodgers contrataron a Koufax para que fuera entrenador de pitcheo en las ligas menores en 1979. Renunció en 1990, lo que fue debido según muchos a su mala relación con el mánager Tommy Lasorda. En 2003, Koufax terminó su larga relación con los Dodgers cuando el New York Post (que, al igual que los Dodgers, era parte del imperio empresarial de Rupert Murdoch) publicó una historia con rumores sobre su orientación sexual e implicando que Koufax es muy poco gay. Koufax regresó a la organización de los Dodgers en 2004 cuando el equipo fue vendido a Frank McCourt.
En 1999, la revista The Sporting News puso a Koufax en el número 26 de su lista de los "100 Mejores Jugadores de Béisbol." Ese mismo año, estuvo entre los 30 jugadores elegidos para el Equipo del Siglo de las Grandes Ligas de Béisbol. Aunque rara vez aparece en público, fue al Turner Field en Atlanta para la ceremonia de introducción antes del segundo juego de la Serie Mundial de 1999. No había asistido a la ceremonia de los 100 nominados al Equipo del Siglo durante el Juego de Estrellas de ese año en Fenway Park en Boston.

Serie mundial

Cuando se pensaba que el haber ganado 107 partidos en la temporada regular y ser el equipo más poderoso en su campo, el Minute Maid Park, le iba a dar a los Houston Astros una gran ventaja al jugar todos los Playoffs de locales, la realidad ha mostrado todo lo contrario.
Sus dos triunfos en el Yankee Stadium ante los Bombarderos del Bronx le permitieron ganar la Serie de Campeonato y los tres triunfos seguidos que consiguieron en el National Park de Washington ante los Nationals, los sacaron del abismo tras haber perdido los dos primeros de la Serie Mundial en su campo.
Y de estar camino de la eliminación, a ponerse a solo otra victoria de alcanzar su segundo título en el Clásico de Otoño de Grandes Ligas en tres años. Pero ahora más que nunca, cuando llega el sexto partido y los Astros tienen ventaja de 3-2 en la serie al mejor de siete, Houston necesita hacer valer el factor campo.
Es la tercera vez en la historia del Clásico de Otoño que el equipo visitante ha ganado los primeros cinco partidos.“No creo que haya realmente una frase o motivo que explique por qué ha pasado esto”, comentó el mánager de los Astros AJ Hinch, que ya tiene su nombre entre la élite de las Grandes Ligas por el trabajo que ha realizado al frente del equipo de Houston.
Los jugadores de los Astros también están convencidos que no hay que buscar explicaciones a lo sucedido sino aprovechar al máximo la primera gran oportunidad que tienen de cara a alzarse con el título de la Serie Mundial.
Los Nationals superaron a los Astros por 17-7 en forma combinada durante los primeros dos duelos en el Minute Maid Park, la semana pasada. Tras el viaje, Houston revirtió la situación en Washington, donde superó a los Nats por un apabullante 19-3 total.
Si se mantiene la inercia de que el equipo visitante es el que mejor hace las cosas en el diamante, entonces los Nats tendrán el turno de volver a tener la ventaja. La última vez que el visitante había ganado los primeros cinco encuentros de la Serie Mundial se remonta a 1996. En aquel entonces, los Braves superaron a los Yankees por 16-1 de forma combinada tras los primeros dos duelos en el Yankee Stadium.Pero luego perdieron los tres compromisos siguientes en el Atlanta-Fulton County Stadium. El sexto juego fue la excepción, y los Yanks se coronaron en el Bronx, que puede ser la historia que se repita en el Minute Maid Park.
También hubo antes otro caso, en 1906, durante la llamada Serie de la Ciudad de los Vientos. En aquel entonces, se disputaron juegos alternados cada día en un parque distinto. Los White Sox ganaron el primero, tercero y quinto encuentro en West Side Grounds, y los Cubs se llevaron el segundo y el cuarto en el South Side Park.
Finalmente, los White Sox dieron a sus seguidores algo que celebrar en el sexto compromiso, cuando tomaron una ventaja de seis carreras y se impusieron por 8-3.
Houston tenía una marca de 60-21 en el Minute Maid esta temporada, la mejor para un local en las mayores desde los Yankees de 1998. Mientras que las 50 victorias de Washington en casa empataron la tercera mejor marca en la Liga Nacional.
Nationals ganaron los dos primeros juegos de la serie en Houston (Foto: EFE)
Nationals ganaron los dos primeros juegos de la serie en Houston (Foto: EFE)
Las estadísticas oficiales muestran que 18 de los 30 equipos tuvieron marcas positivas como locales en la temporada regular. En general, los clubes lograron una marca de 1.286-1.143 como locales, para un promedio ganador de .529. En lo que va de los Playoffs, hasta las Series de Campeonato, los locales consiguieron una marca ganadora de 17-13.
Pero en la Serie Mundial, desde el año pasado, el lema ha sido carta blanca con los equipos visitantes, cuando los Red Sox de ganaron el cuarto y quinto juego en el Dodger Stadium. Así, los visitantes han hilado siete victorias consecutivas en el Clásico de Octubre, algo que jamás había ocurrido.
Sin embargo, los peloteros de ambos equipos no creen demasiado en que se dé una tendencia especial esta temporada, simplemente se trata de lo que puede suceder dentro del deporte del béisbol, donde hasta que no se haya completado el último out de partido, todo es posible.
Washington y Houston lucieron totalmente distintos tras mudarse de parque. Los Astros dejaron sin moverse a 20 corredores en los senderos como locales. Se fueron de 17-3 con peloteros en posición de anotar. Pero los mismos protagonistas de los Astros y en las mismas circunstancias, batearon de 21-7 en Washington.
Los Astros van por su segundo cetro de las Mayores (Foto: EFE)
Los Astros van por su segundo cetro de las Mayores (Foto: EFE)
“La confianza nunca nos abandonó”, destacó el segunda base venezolano José Altuve. “Sabíamos que podíamos hacerlo mucho mejor que en los primeros partidos y al final como se vio, era sólo cuestión de tiempo. Uno podía sentir que venía esto, personalmente siempre lo sentí”.
Tras conectar de 21-7 con corredores en posición de anotar como visitantes, los Nationals se fueron de 21-1 en casa, algo que no podrán repetir en el sexto juego, si quieren seguir con vida y dejar la decisión final de conocer al campeón para el Juego 7.
A las 18:07 horas tiempo del centro de México, el Minute Maid Park de Houston, Texas albergará el sexto juego de la MLB Serie Mundial 2019, cuando los Houston Astros reciban a Washington Nationals con la encomienda de obtener el triunfo que se traduzca en su segundo título en Las Mayores.

Alberto Fernández gana las elecciones en Argentina: los 5 desafíos económicos que enfrenta el presidente electo

A Alberto Fernández la fiesta le duró poco.
Apenas horas después de haber sido electo el próximo presidente de Argentina, el líder de la alianza peronista Frente de Todos, que tendrá como vice a la exmandataria Cristina Fernández de Kirchner, se reunió con el actual jefe de Estado, Mauricio Macri, a quien derrotó el domingo.
El encuentro —el primero entre un presidente saliente y uno electo en la historia reciente de Argentina— marcó el comienzo de un proceso de transición que será, a todas luces, muy complicado.
Aunque la crisis económica que vive Argentina no ha llegado a los niveles de 2001 —la peor debacle de su historia—, muchos creen que una transición ordenada será clave para justamente evitar esa eventualidad. acuerdos es también lograr que Macri pueda concluir su mandato y traspasar el poder a Fernández el 10 de diciembre, como prevé la Constitución.La historia muestra que no será algo sencillo: desde que surgió el peronismo, ningún presidente de otra fuerza, elegido democráticamente, ha logrado concluir su mandato.
Pero más allá de que se logre una transición ordenada, lo cierto es que al próximo presidente le aguardan desafíos de muy difícil resolución.
En BBC Mundo te contamos cuáles son los cinco principales retos económicos que deberá enfrentar Fernández cuando asuma.

. La inflación (y la pobreza)

Macri dejará el poder con una inflación de casi el 60%, el doble de lo que era cuando sucedió a Fernández de Kirchner en diciembre de 2015.
Según el Fondo Monetario Internacional (FMI), solo dos países tienen una tasa más alta que la de Argentina: Venezuela y Zimbabue.
El alza de precios ha tenido un impacto directo sobre la pobreza, que aumentó en un 10% desde 2017, alcanzando a un tercio de la población argentina.
Durante su campaña, Alberto Fernández dijo que buscará cerrar acuerdos con todos los sectores productivos —las empresas, los trabajadores y los sindicatos— para intentar contener el fuerte aumento de la inflación, que afecta más a quienes menos tienen.

2. El dólar (y las reservas)

Sin embargo, para contener la inflación, el equipo económico que asuma en diciembre tendrá que idear una estrategia para lograr frenar la escalada del dólar, la moneda de reserva de los argentinos y la principal referencia de la economía.
Es que el principal motor detrás de la inflación es justamente la moneda estadounidense.
Cuando aumenta, aumentan todos los precios.
Y el dólar no ha hecho más que subir a pasos agigantados en los últimos años. Desde que asumió Macri hasta ahora, casi ha quintuplicado su valor.
DólaresDerechos de autor de la imagenGETTY IMAGES
Image captionFrenar el alza del dólar, una prioridad para el nuevo gobierno argentino.
Para frenar el alza, el gobierno saliente decretó una restricción muy fuerte sobre el acceso a divisas.
A poco de que se conocieron los resultados electorales, el Banco Central anunció que los argentinos solo podrán acceder a US$200 por mes.
La medida, popularmente conocida como un "cepo cambiario", logró contener el avance de la moneda estadounidense, que en los diez días previos a las elecciones había aumentado un 12%.
La tasa oficial del dólar incluso se retrajo un poco el lunes, después de los comicios.
Las restricciones también lograron solucionar —al menos temporalmente— otro problema: la salida de reservas internacionales del Banco Central.
Este año el organismo dilapidó unos US$30.000 millones (cerca del 40% de sus depósitos en dólares) para tratar de frenar la devaluación del peso.
Sin embargo, ahora Fernández tendrá un nuevo desafío: qué hacer a fin de año, cuando terminen las restricciones actuales.
El presidente electo ha dejado en claro que no es partidario de este tipo de medidas.
"El cepo es como ponerle una traba a una puerta giratoria... evita la salida de dólares pero también la entrada", señaló en julio pasado.
Mauricio MacriDerechos de autor de la imagen
Image captionMauricio Macri criticó el "cepo" impuesto por su antecesora, pero debió imponer uno propio ante la enorme fuga de capitales.
El propio Macri sabe por experiencia propia que el cepo tiene otros costos. De hecho, él también fue muy crítico del "cepo" que había implementado su antecesora a partir de 2011.
Pero cuando levantó las restricciones, a días de asumir, cumpliendo con una de sus principales promesas electorales, el peso se devaluó cerca del 40%.
Esto se debió a que el precio oficial del dólar se emparejó con el precio del dólar "blue" (como se conoce en Argentina al mercado informal), que era 40% superior.
Esto mismo podría ocurrirle a Fernández si levanta el "cepo" de Macri.

3. La deuda (y el FMI)

La cotización de dólar también será un dolor de cabeza para Fernández por otro motivo: la deuda externa.
Con cada devaluación del peso, a Argentina se le hace más cuesta arriba honrar sus compromisos con sus acreedores.
Dado que la economía argentina necesita más dólares de los que genera —un fenómeno que los economistas llaman "restricción externa"— Macri, como muchos de sus antecesores, optó por endeudarse.
Cuando empezaron los problemas económicos, en 2018, acordó con el FMI el mayor préstamo en la historia de ese organismo: US$57.000 millones.
Christine Lagarde y Mauricio Macri en 2018Derechos de autor de la imagenGETTY IMAGES
Image captionEl gobierno argentino acordó el mayor préstamo en la historia del FMI con la entonces directora del organismo, Christine Lagarde.
Por ello, la deuda pública argentina trepó del 53% del Producto Interno Bruto (PIB), en 2015, al 81% del PIB hoy.
Será una pesada mochila que deberá cargar Fernández, quien ha prometido que buscará evitar un nuevo impago de la deuda —o default— como el que protagonizó Argentina en enero de 2002.

4. La recesión (y el desempleo)

El desafío será aún más grande porque el país atraviesa una profunda recesión, en la que lleva más de un año.
El FMI estima que Argentina terminará 2019 con un crecimiento negativo del -3,1%.
Tampoco tendrá mucha ayuda: en septiembre pasado, el organismo multilateral suspendió los pagos a Argentina del préstamo acordado hasta poder negociar con el presidente electo.
Las restricciones que seguramente exigirá "el Fondo" para desembolsar los cerca de US$13.000 millones que faltan transferir, y para renegociar su pago, podrían limitar los planes de Fernández para recuperar el crecimiento económico.
Durante su campaña, el presidente electo señaló que buscaría ayudar a las pequeñas y medianas empresas (Pymes) a salir adelante.
El Centro de Economía política Argentina (CEPA) estima que desde que asumió Macri, cerraron más de 21.500 Pymes en todo el país.
Un negocio que cierra en Trelew, ArgentinaDerechos de autor de la imagen
Image captionMiles de negocios cerraron durante los últimos cuatro años en Argentina.
Eso tuvo un impacto directo sobre el desempleo, ya que estas empresas generan el 70% de los puestos de trabajo.
Por ello, otro de los desafíos de Fernández será evitar que el desempleo aumente por encima del 10%, la cifra que alcanza hoy.
Uno de sus referentes económicos, Matías Kulfas, señaló que el objetivo será "generar más empleo privado y registrado", dado que en la actualidad casi la mitad de los trabajadores se desempeñan en sectores informales de la economía.

5. El "insostenible" gasto social

La creación de empleo privado y registrado también será clave para resolver lo que quizás es el desafío económico más grande que tiene hoy Argentina, junto con la "restricción externa": su excesivo gasto social.
de trabajadores del sector privado, que con sus impuestos financian un enorme aparato estatal que sostiene económicamente a unos 19 millones de argentinos (un poco menos de la mitad de la población).
Hoy el gasto social representa el 75% del presupuesto, una cifra que muchos en el país consideran insostenible.
Irónicamente, uno de los problemas más grandes los creó el propio kirchnerismo, que duplicó la cantidad de jubilaciones, el mayor gasto social.
Entre 2003 y 2015 se incorporó a unos tres millones de jubilados que no habían hecho aportes durante su vida laboral (en muchos casos por haber trabajado de forma informal o ser amas de casa).
Una mujer mayor vota durante las eleccionesDerechos de autor de la imagenGETTY IMAGES
Image captionArgentina tiene una cobertura jubilatoria del 97%, la más alta de América Latina, pero el costo para el Estado es enorme.
El kirchnerismo también sumó a un millón de nuevos empleados públicos (un tercio del total).
Sin embargo, lejos de sus promesas de recortar estos gastos, Macri los aumentó.
Ahora le tocará a Fernández heredar estos problemas, arrastrados desde el gobierno de su vicepresidenta.