A Alberto Fernández la fiesta le duró poco.
Apenas horas después de haber sido electo el próximo presidente de Argentina, el líder de la alianza peronista Frente de Todos, que tendrá como vice a la exmandataria Cristina Fernández de Kirchner, se reunió con el actual jefe de Estado, Mauricio Macri, a quien derrotó el domingo.
El encuentro —el primero entre un presidente saliente y uno electo en la historia reciente de Argentina— marcó el comienzo de un proceso de transición que será, a todas luces, muy complicado.
Aunque la crisis económica que vive Argentina no ha llegado a los niveles de 2001 —la peor debacle de su historia—, muchos creen que una transición ordenada será clave para justamente evitar esa eventualidad. acuerdos es también lograr que Macri pueda concluir su mandato y traspasar el poder a Fernández el 10 de diciembre, como prevé la Constitución.La historia muestra que no será algo sencillo: desde que surgió el peronismo, ningún presidente de otra fuerza, elegido democráticamente, ha logrado concluir su mandato.
Pero más allá de que se logre una transición ordenada, lo cierto es que al próximo presidente le aguardan desafíos de muy difícil resolución.
En BBC Mundo te contamos cuáles son los cinco principales retos económicos que deberá enfrentar Fernández cuando asuma.
. La inflación (y la pobreza)
Macri dejará el poder con una inflación de casi el 60%, el doble de lo que era cuando sucedió a Fernández de Kirchner en diciembre de 2015.
Según el Fondo Monetario Internacional (FMI), solo dos países tienen una tasa más alta que la de Argentina: Venezuela y Zimbabue.
El alza de precios ha tenido un impacto directo sobre la pobreza, que aumentó en un 10% desde 2017, alcanzando a un tercio de la población argentina.
Durante su campaña, Alberto Fernández dijo que buscará cerrar acuerdos con todos los sectores productivos —las empresas, los trabajadores y los sindicatos— para intentar contener el fuerte aumento de la inflación, que afecta más a quienes menos tienen.
2. El dólar (y las reservas)
Sin embargo, para contener la inflación, el equipo económico que asuma en diciembre tendrá que idear una estrategia para lograr frenar la escalada del dólar, la moneda de reserva de los argentinos y la principal referencia de la economía.
Es que el principal motor detrás de la inflación es justamente la moneda estadounidense.
Cuando aumenta, aumentan todos los precios.
Y el dólar no ha hecho más que subir a pasos agigantados en los últimos años. Desde que asumió Macri hasta ahora, casi ha quintuplicado su valor.
Para frenar el alza, el gobierno saliente decretó una restricción muy fuerte sobre el acceso a divisas.
A poco de que se conocieron los resultados electorales, el Banco Central anunció que los argentinos solo podrán acceder a US$200 por mes.
La medida, popularmente conocida como un "cepo cambiario", logró contener el avance de la moneda estadounidense, que en los diez días previos a las elecciones había aumentado un 12%.
La tasa oficial del dólar incluso se retrajo un poco el lunes, después de los comicios.
Las restricciones también lograron solucionar —al menos temporalmente— otro problema: la salida de reservas internacionales del Banco Central.
Este año el organismo dilapidó unos US$30.000 millones (cerca del 40% de sus depósitos en dólares) para tratar de frenar la devaluación del peso.
Sin embargo, ahora Fernández tendrá un nuevo desafío: qué hacer a fin de año, cuando terminen las restricciones actuales.
El presidente electo ha dejado en claro que no es partidario de este tipo de medidas.
"El cepo es como ponerle una traba a una puerta giratoria... evita la salida de dólares pero también la entrada", señaló en julio pasado.
El propio Macri sabe por experiencia propia que el cepo tiene otros costos. De hecho, él también fue muy crítico del "cepo" que había implementado su antecesora a partir de 2011.
Pero cuando levantó las restricciones, a días de asumir, cumpliendo con una de sus principales promesas electorales, el peso se devaluó cerca del 40%.
Esto se debió a que el precio oficial del dólar se emparejó con el precio del dólar "blue" (como se conoce en Argentina al mercado informal), que era 40% superior.
Esto mismo podría ocurrirle a Fernández si levanta el "cepo" de Macri.
3. La deuda (y el FMI)
La cotización de dólar también será un dolor de cabeza para Fernández por otro motivo: la deuda externa.
Con cada devaluación del peso, a Argentina se le hace más cuesta arriba honrar sus compromisos con sus acreedores.
Dado que la economía argentina necesita más dólares de los que genera —un fenómeno que los economistas llaman "restricción externa"— Macri, como muchos de sus antecesores, optó por endeudarse.
Cuando empezaron los problemas económicos, en 2018, acordó con el FMI el mayor préstamo en la historia de ese organismo: US$57.000 millones.
Por ello, la deuda pública argentina trepó del 53% del Producto Interno Bruto (PIB), en 2015, al 81% del PIB hoy.
Será una pesada mochila que deberá cargar Fernández, quien ha prometido que buscará evitar un nuevo impago de la deuda —o default— como el que protagonizó Argentina en enero de 2002.
4. La recesión (y el desempleo)
El desafío será aún más grande porque el país atraviesa una profunda recesión, en la que lleva más de un año.
El FMI estima que Argentina terminará 2019 con un crecimiento negativo del -3,1%.
Tampoco tendrá mucha ayuda: en septiembre pasado, el organismo multilateral suspendió los pagos a Argentina del préstamo acordado hasta poder negociar con el presidente electo.
Las restricciones que seguramente exigirá "el Fondo" para desembolsar los cerca de US$13.000 millones que faltan transferir, y para renegociar su pago, podrían limitar los planes de Fernández para recuperar el crecimiento económico.
Durante su campaña, el presidente electo señaló que buscaría ayudar a las pequeñas y medianas empresas (Pymes) a salir adelante.
El Centro de Economía política Argentina (CEPA) estima que desde que asumió Macri, cerraron más de 21.500 Pymes en todo el país.
Eso tuvo un impacto directo sobre el desempleo, ya que estas empresas generan el 70% de los puestos de trabajo.
Por ello, otro de los desafíos de Fernández será evitar que el desempleo aumente por encima del 10%, la cifra que alcanza hoy.
Uno de sus referentes económicos, Matías Kulfas, señaló que el objetivo será "generar más empleo privado y registrado", dado que en la actualidad casi la mitad de los trabajadores se desempeñan en sectores informales de la economía.
5. El "insostenible" gasto social
La creación de empleo privado y registrado también será clave para resolver lo que quizás es el desafío económico más grande que tiene hoy Argentina, junto con la "restricción externa": su excesivo gasto social.
de trabajadores del sector privado, que con sus impuestos financian un enorme aparato estatal que sostiene económicamente a unos 19 millones de argentinos (un poco menos de la mitad de la población).
Hoy el gasto social representa el 75% del presupuesto, una cifra que muchos en el país consideran insostenible.
Irónicamente, uno de los problemas más grandes los creó el propio kirchnerismo, que duplicó la cantidad de jubilaciones, el mayor gasto social.
Entre 2003 y 2015 se incorporó a unos tres millones de jubilados que no habían hecho aportes durante su vida laboral (en muchos casos por haber trabajado de forma informal o ser amas de casa).
El kirchnerismo también sumó a un millón de nuevos empleados públicos (un tercio del total).
Sin embargo, lejos de sus promesas de recortar estos gastos, Macri los aumentó.
Ahora le tocará a Fernández heredar estos problemas, arrastrados desde el gobierno de su vicepresidenta.
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