Cuando Ian Wright comenzó a trabajar desde su casa en Londres, pensó que había tomado la decisión acertada.
Podía pasar tiempo con su bebé de dos meses, mientras trabajaba en su nueva compañía -British Business Energy-, dedicada a ayudar a las empresas a comparar los precios de los servicios de electricidad y gas de los distintos proveedores.
En su apartamento de dos habitaciones, Ian ubicó un espacio en el comedor desde donde dominaría a la perfección sus funciones de padre y empresario.
Sin embargo, no obtuvo buenos resultados en ninguna de las dos facetas.
"Llegó un momento en el que los sueños y las esperanzas terminaron, y la realidad se hizo presente. Rápidamente llegué a la conclusión de que las cosas no estaban funcionando", comentó.
Dos meses después, Ian comenzó a dejar al bebé en una guardería para tratar de trabajar a solas desde la casa.
Entonces entraron en escena el cartero, la gente que reparaba cosas en la casa, diligencias por hacer, en fin... parecía que todo se interponía en su camino de empresario.
"Esas pequeñas cosas me sacaban de ritmo. Al llegar el final del día terminaba preguntándome ¿en qué se me fue el tiempo?".
Un mes después, Ian comprendió que no podía ser productivo en la casa.
Rentó un cubículo en una oficina de trabajo compartido y finalmente arrancó con su empresa.
Trabajar desde la casa puede tener sus beneficios, pero hay que evaluar varias cosas antes de convertir tu hogar en una oficina.
1. Cómo hacer la transición
Los horarios flexibles se están volviendo populares en las empresas, e incluso algunas han adoptado la modalidad de tener menos escritorios que empleados, a fin de estimular el trabajo desde la casa.
No obstante, el problema al trabajar desde el hogar comienza justo en el primer minuto, porque asumimos que sabemos hacer fuera de la oficina todo lo que necesitamos para funcionar.
Así lo evidencia un estudio realizado por Esther Canonico, del departamento de gerencia en la Escuela de Economía de Londres, en el que se evaluó la experiencia de 514 empleados.
En dicho estudio, los encuestados señalaron que no habían recibido ningún entrenamiento sobre cómo realizar la transición entre la oficina y la casa.
Si ya has vivido esta experiencia, comprenderás que trabajar desde el hogar no es tan sencillo como encender la laptop y empezar a producir.
El entrenamiento -algo que algunos odian y otros adoramos- puede marcar la diferencia entre fracasar y salir exitoso cuando trabajas fuera de la oficina.
"Lo que ocurre es que no hay suficiente gerencia de los procesos cuando trabajas en casa", comenta Canonico
2. Dónde vas a trabajar
Como parte de manejar el proceso de trabajar fuera de empresa, hay que definir cuál será el espacio de trabajo en nuestro hogar, con límites para nuestras familias y otras interrupciones.
Es más fácil decirlo que hacerlo y si no que se lo pregunten al profesor Robert E Kelly, el "papá de la BBC", que se hizo famoso en internet después que sus hijos pequeños irrumpieron en la sala de su casa durante una entrevista televisiva en vivo.
3. Hazte sentir
Entre los riesgos que se corren al estar fuera de la oficina hay uno que puede ocasionar graves daños a la carrera o estancamiento, dico Canonico.
Lo que ocurre es que no hay suficiente gerencia de los procesos cuando trabajas en casa"
Si no estás en la oficina y tu presencia no se siente, es probable que pierdas la oportunidad de participar en nuevos proyectos, por cuanto al no verte a diario el jefe pudiera asignárselos a quien ve todos los días.
De hecho, investigaciones de la Universidad de Arizona advierten que 40% de los empleados que trabajan en la casa se sienten desconectados de la dirección estratégica de la compañía.
Además, un tercio manifiesta que no siente apoyo de sus jefes.
"Las personas que trabajan en la casa se aíslan profesional y personalmente", advierte Canonico.
4. Cómo es tu rendimiento
En palabras de Tim Campbell, es importante aprender a disminuir el efecto de los problemas de trabajar desde el hogar.
Campbell trabaja medio tiempo en su casa y es empleado en una firma de tercerización de servicios, donde ayuda a otras compañías en el proceso de transición hacia horarios flexibles.
"Siempre hablamos sobre lo productivo que puede ser un empleado trabajando a distancia, pero ignoramos todos los pasos que se necesitan para llegar a ese punto", señala Campbell.
Es por ello que debemos pensar como si estuviésemos formando una nueva empresa, con su proceso de inclusión.
Habría que comenzar por trabajar a distancia por dos o tres días a la semana, antes de ir a tiempo completo.
Analiza continuamente si, a pesar del cabio de ubicación, mantienes el mismo nivel de productividad.
Esto hay que hacerlo antes de que los jefes hagan la misma evaluación y decidan revocarte el privilegio. O, peor aún, calificarte como carente de potencial.
5. ¿Qué tan relevante eres?
Es importante encontrar formas de mantenerse relevante en la oficina.
Campbell comenta que en algunas empresas eso se hace con reuniones realizadas a través de videoconferencia, asegurándose que incluso los empleados que trabajan en casa tienen tiempo para verse la cara con sus jefes.
La empresa también puede utilizar un servicio de chat, como Yammer, con el cual se mantiene un contacto continuo entre los jefes y sus equipos.
También ayuda pasar de vez en cuando por la oficina, y estar presente físicamente en las reuniones grandes, para no ser recordado únicamente como una voz con estática desde el altavoz de un teléfono.
"La suposición para mucha gente es que cuando empiecen a trabajar desde su casa, simplemente se transformarán en la misma persona que estaban en la oficina, solo que en un ambiente diferente", afirma Campbell.
"Eso puede suceder, pero sólo haciendo un gran esfuerzo".
¿Qué pasa si no funciona?
La combinación de casa y oficina no funcionó para Pedro Caseiro, quien intentó trabajar en su apartamento en Londres, después de cofundar una compañía llamada Obby el año pasado.
Buscando ahorrar dinero, él y sus socios decidieron trabajar desde casa, mientras desarrollaban una aplicación que ayuda a las personas a encontrar clases en cosas como cerámica, cocina y fotografía.
Caseiro se dio cuenta rápidamente que había muchas interrupciones, como la visita del plomero o cocinar el almuerzo, lo cual generaban demasiadas distracciones.
"Son todas estas cosas pequeñas que toman tiempo en tu día, lo cual no sucedería si estuvieras en una oficina", dice Caseiro.
En junio, la empresa contrató un espacio de oficinas.
Sin embargo, Caseiro no está en contra de trabajar desde la casa.
En su línea de trabajo de desarrollo web, dice, muchos tienen entre sus expectativas de trabajo un horario flexible y operar desde la casa.
De hecho, su desarrollador principal vive cerca de la playa, en el soleado sur de Portugal, y aun así cumple con todos sus plazos de entrega de tareas.
"Veo mi propia productividad y sé que estoy mejor trabajando en una oficina tradicional", dice Caseiro.
"Pero sé que también tengo que ser flexible en la contratación. Trato de enfocarme en identificar si la persona puede hacer las tareas que necesitamos que hagan, y no pienso tanto en dónde van a hacerlas".
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