POR DAVID RAMIREZ.- Sin temor a equivocarme, difícilmente, pueda encontrar usted en la región Suroeste, una ciudad o provincia, relativamente joven, que tenga más libros escritos exclusivamente sobre su fundación, orígenes histórico o antropología social, como Barahona. Reitero, "relativamente joven", porque provincias o ciudades como Azua y Neiba se fundaron primero y, hasta en cierta etapa de su historia, fuimos parte de su territorio ya sea como "Común" o poblado sin identidad política.
Si analizamos el contenido de cada una de estas obras, desde la escrita por José A. Robert, pasando por Matías Ramírez y concluyendo con la de Welnel Darío Féliz, llegaríamos a la infeliz conclusión que algunas de ellas son copias una de las otras, llegando incluso a reproducir, de otras fuentes secundarias, los mitos, tradiciones orales y leyendas novelescas no aceptables ni razonables desde el punto de vista científico.
Eso tiene su razón de ser, ninguna de estas obras se apoyaron en el materialismo histórico, unos principios que pone las condiciones materiales del hombre en el centro de la historia. La aspiración del hombre por obtener bienes materiales y sus antagonismos sociales es lo que define una época histórica.
Partiendo de ese criterio seamos sinceros ¿Cómo podríamos esperar un rigor científico de José A. Robert si fue un consumado intelectual trujillista? Robert en su obra escrita en el 1953 “La Evolución Histórica de Barahona”, inicia su introducción con alabanzas y agradecimiento al dictador Rafael Leónidas Trujillo, quien en ese momento era considerado el “amo y señor” de nuestra patria.
En verdad, dudamos seriamente que Robert en vida hubiese estudiado las obras de Federico Engel o Carlos Marx sobre los principios de materialismo histórico como tampoco Matías Ramírez ya que él no fue considerado un investigador de la filosofía clásica. La obra de Matías Ramírez “La fundación de Barahona” es citada muy a menudo por “comunicadores” como si la narración que le ayudaron a escribir tuvo un rigor científico. Matías Ramírez en vida fue un poeta y cuentista callejero, no un historiador académico.
La obra de Oscar López Reyes “Historia del desarrollo de Barahona “, es un recoveco. Aunque la lectura no constituye una pérdida de tiempo, al comienzo su libro parecía aportar algo, pero al final no aporta nada nuevo. López Reyes, es un periodista acucioso y muy querido en nuestra comunidad, pero repite en su libro los mismos argumentos “históricos” tradicionales de José A. Robert con acciones imaginarias, no comprobadas científicamente. El libro de Reyes está muy adornado con fuentes y citas de historiadores nacionales sobre sucesos o acontecimientos económicos e históricos de Barahona, ya abordados en otras obras.
Nosotros perdonamos a Oscar López Reyes porque, sin desmeritar su labor investigativa, no es un historiador académico, sino un periodista, autor de libros sobre temas sociales, culturales y periodísticos, nada más.
Dos obras que pudieron aportar mucho en dilucidar, en forma global y sin fragmentar el análisis o llegar hasta los límites de lo absurdo, fueron las escritas por Joaquín Peláez y Welnel Darío Féliz. Los libros, “Barahona: un enfoque sociológico “de Peláez y también “Historia de Barahona 1801-1900” de Féliz, constituyen lectura obligada por la originalidad y profundidad como abordan el tema sobre la historia y evolución de Barahona.
Lamentablemente, sus autores no interpretaron sus investigaciones, solo se limitaron a narrar o citar los acontecimientos desde una perspectiva estructuralista, simplista, esclerótica y acomodativa de los hechos históricos que llevaron al surgimiento de la ciudad Santa Cruz de Barahona.
“La historia de todas las sociedades que han existido hasta ahora, es la historia de la lucha de clases”, según el Manifiesto Comunista, por esta razón, basado estos hechos en condiciones específicas y en consustancia históricas especificas, considero que resulta necesario investigar, revisar y reescribir el origen de nuestra ciudad Santa Cruz de Barahona desde interpretación marxista de la historia.
Necesitamos profundizar el debate en torno a la fundación de Barahona, pero como punto de partida debe estar sustentado con rigor científico, con una interpretación coherente sobre el Estado, la producción, la relación social, conciencia, ideología, valores culturales, lucha de clase, etc., que dieron origen al surgimiento y posterior desarrollo de nuestra ciudad.
Eso solo lo podemos lograr con una concepción materialista de la historia. Solo así y no de otra manera, podríamos comparar o deducir los factores económicos y sociales que dieron origen a la ciudad Barahona, en sus diversas etapas de desarrollo económico, sociológico o antropológico.
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