SANTIAGO.- Con asombro, indignación e incredulidad ha reaccionado la sociedad santiaguera ante la boda en la Catedral de esta ciudad de un hombre que guarda prisión por haber asesinado a su esposa embarazada en el 2009, con una mujer que recientemente logró su libertad tras purgar una condena de cinco años por venta de drogas. El arzobispo de aquí afirma que desconocía que la boda se realizaría en ese lugar , aunque las autoridades carcelarias aseguran lo contrario.
La actitud de quienes están perplejos por la celebración del matrimonio de Miguel Vladimir Morán y Yáscara Vargas, estriba en que esa unión fue bendecida en el principal templo religioso de esta arquidiócesis, sede principal desde donde monseñor Ramón Benito de la Rosa y Carpio ejerce su ministerio.
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