La víctima, cuya identidad permanece bajo reserva, estuvo encerrada en un pequeño cuarto sin luces, sábanas, ni cortinas; en una casa en el condado de Armagh, al sur de Irlanda del Norte.
Apenas una pequeña cama, una colchoneta, almohadas sucias y un basurero se encontraron en la pieza en la que la mujer estuvo cautiva entre 2004 y 2012.
Durante todo ese tiempo, fue tratada como esclava sexual por los esposos Keith y Caroline Baker, de 61 y 54 años respectivamente, quienes fueron condenados en marzo y ahora se encuentran en prisión.
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George Clarke, jefe de la unidad de Protección Pública de la Policía de Irlanda del Norte, calificó el caso como "el más depravado y terrible crimen" que le tocó atender.
Las fuerzas de seguridad dieron con la víctima sólo gracias a una delación, pues después de 8 años de desaparecida ya nadie buscaba a la mujer.
De no ser así, quién sabe cuánto tiempo más ella habría padecido de los abusos inenarrables en casa de los Baker.
La delación
Cuatro personas forman parte de esta historia.
La mujer convertida en esclava sexual, quien además tiene un cuadro severo de problemas de aprendizaje; los esposos Keith y Caroline Baker, y finalmente Mandy Highfield.
Esta última fue quien delató a la pareja ante la policía y, además, es madre de cuatro de los ocho hijos de Keith Baker (Caroline es madre de los otros cuatro).
Highfield, que en los hechos hacía como "segunda esposa" del abusador, vivía con los Baker y sabía del calvario que atravesaba la mujer esclavizada.
Por ello, después de mucho tiempo de silencio, decidió denunciar a su examante y su esposa.
"No podía manejarlo, no era justo, así que fui a la policía y les avisé", relató Highfield en entrevista exclusiva con la BBC.
Mandy Highfield recuerda como los agentes de seguridad y una trabajadora social llegaron a la casa de los Baker para liberar a la mujer encerrada desde hace ocho años.
"Trataron de sacarla, pero ella no se quería ir porque estaba demasiado asustada. Le dije 'te tienes que ir, ya no puedes vivir así", señala Heighfield.
Así, en el año 2012, terminó la pesadilla.
El calvario
El domicilio de los Baker ahora es conocido como "la casa de los horrores" y no es para menos.
Baker no sólo abusó sexual y físicamente de la mujer cautiva, contó con el apoyo de su esposa para perpetrar las vejaciones, según la policía.
Las investigaciones policiales revelaron que las violaciones fueron filmadas en muchas ocasiones con una cámara fijada en el techo de la habitación.
El agente relató cómo sus colegas uniformados no daban crédito a lo que vieron cuando irrumpieron en la casa de los Baker.
Cuando los efectivos policiales encontraron a la víctima, ella se encontraba gravemente desnutrida, pesaba apenas 38 kilogramos y sólo le quedaba un diente.
Los videos de los abusos descubiertos por la policía muestran cómo la salud de la mujer se fue deteriorando con el paso de los años.
Mandy Highfield le dijo a la BBC que el pequeño cuarto donde dormía la mujer esclavizada "era como una pequeña celda de prisión".
"Keith (Baker) quitó la perilla de la puerta. No había focos, alfombra ni cortinas frente a las ventanas", describió la examante del abusador.
Al referirse a los abusos sexuales, Highfield ahora no da crédito a lo que perpetraban los Baker.
"¿Cómo podrían tratar a alguien así con una discapacidad como la que tenía ella?", lamentó Highfield.
Las investigaciones y la condena
La policía cree que la mujer fue traficada a Irlanda del Norte por Baker en 2004.
Se conoce que el marido de la víctima informó de su desaparición a la policía en el condado de Suffolk, en el este de Inglaterra, donde ambos vivían.
Por el rapto y los abusos durante ocho años, Keith Baker fue condenado a 15 años de cárcel y otros 5 de libertad condicional.
Su esposa recibió una sentencia 18 meses de prisión y otros 18 de libertad condicional.
Ambos se declararon culpables de una serie de cargos, incluido el de abusos sexuales, a finales de marzo.
El periodista de la BBC en Irlanda del Norte Gordon Adair describió como Keith Baker se desplomó frente a la corte que lo juzgaba cuando los presentes vieron fragmentos de los videos de los abusos que él cometió.
Caroline Baker, por su parte, esposada, no fue capaz de levantar la vista del suelo durante aquella audiencia, añadió Adair.
Después de la sentencia, el jefe policial George Clarke concluyó que lo hecho por los Baker había sido "una letanía espantosa de crímenes".
"El sufrimiento que ella atravesó es inimaginable. No puedo pensar en lo que esta víctima soportó durante los miles de días que fue mantenida prisionera", concluyó.
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