Un trabajo pionero que extrae información detallada de las grabaciones de audio de los disparos de un arma de fuego puede brindar nuevas pistas a los investigadores forenses que intentan resolver un asesinato.
Sucedió en la ciudad de Cincinnati, en Estados Unidos: el bullicio callejero se vio interrumpido por el ruido de disparos seguidos de los gritos de gente. El episodio dejó un muerto y una persona gravemente herida.
Un poco más lejos en la calle, cuatro cámaras de seguridad de una residencia privada registraron los sonidos del intercambio de disparos entre los dos hombres.
Pero debido la distancia y posición de las cámaras, no hay imágenes del hecho.
Testigos afirmaron ver el par, separado por unos pocos metros de distancia, disparándose mutuamente. Como los disparos ocurrieron casi simultáneamente, no saben quién tiró primero.
En un intento por resolver el misterio, la policía local llamó a Robert Maher, un profesor de ingeniería eléctrica e informática de la Universidad del Estado de Montana.
Basándose en el audio captado por los micrófonos de las cámaras, Maher pudo reconstruir el incidente tiro por tiro y descubrió donde estaba parado cada uno de los hombres y quién hizo el primer disparo.
Grabadoras por todos lados
Maher es uno de los integrantes de un pequeño grupo de expertos acústicos están desarrollando un nuevo campo dentro de la investigación forense que examina los sonidos de los disparos grabados por cámaras o por celulares.
"Hoy día no es raro que alguien con un celular esté haciendo un video justo cuando se produce un incidente con armas de fuego", le dice a la BBC. "Las grabaciones más comunes son las de las dashcam (las cámaras que se adosan en el interior de un vehículo) o las que cargan los policías en su uniforme".
Otras grabaciones comunes son aquellas que hacen los centros de emergencia y, en algunos casos, "también hay sistemas de seguridad privados en casas y negocios que incluyen grabaciones de audio", agrega el experto.
Los disparos tienen un sonido muy particular que hace que se distingan muy claramente de otros ruidos como los de los caños de escape de los autos o los fuegos artificiales.
El arma de fuego produce una explosión abrupta de un sonido intenso que sale de la boca del cañón y dura una o dos millonésimas de segundos hasta que desaparece.
La mayoría de nosotros vivimos en un entorno repleto de dispositivos capaces de captar accidentalmente estos sonidos, cuando ocurre un incidente.
El objetivo de Maher es extraer detalles de estas grabaciones que pueden ayudar a la policía a armar el rompecabezas de un crimen.
Diferencias
Maher junto a sus colegas ha compilado una base de datos de sonidos de armas como parte de un proyecto financiado por el Instituto Nacional de Justicia de EE.UU.
Para ello han disparado una serie de armas -revólveres, pistolas semiautomáticas, rifles, etc. - en un espacio con 12 micrófonos ordenados en un semicírculo.
Aunque para nuestros oídos todas suenen más o menos igual, cuando se analizan las ondas de sonido registradas por los micrófonos con un programa especial, es posible distinguir las diferentes armas.
"Observamos diferencias entre pistolas de distintos calibres y largo del cañón", explica Maher.
Pero también la forma de la onda de sonido cambia según la dirección en que apunta el arma.
Los investigadores también pudieron distinguir los distintos ecos que se generan cuando el disparo reverbera en los edificios cercanos.
Al calcular el tiempo que le toma a un sonido viajar entre los obstáculos, es posible también calcular cuán lejos de ellos estaba la persona que disparó.
Incluso se puede determinar si quien disparó lo hizo desde una posición elevada por cómo rebota el sonido del disparo en el suelo.
"Esto quiere decir que en algunas circunstancias podemos determinar la orientación y la localización de las personas que dispararon", cuenta Maher.
Crimen resuelto
Volviendo al caso que comentamos al principio en Cincinnati, el herido afirmaba que le había disparado al otro hombre en defensa propia, después de que el otro le disparara primero.
Como los dos disparos ocurrieron con menos de un segundo de diferencia, fue imposible para los testigos decir quién lo había hecho primero.
Gracias a los sonidos de las cámaras, Maher logró resolver el acertijo: unos milisegundos después del primer tiro, apareció un segundo y claro pitido en la onda de sonido.
El pitido era el eco del primer tiro al rebotar contra un gran edificio en un cruce, 90 metros al norte. El eco del segundo disparo fue más difícil de detectar.
Según Maher, esto indica que el que disparó primero fue el que apuntaba hacia el norte, el mismo hombre que había dicho que lo hizo en defensa propia.
Maher espera que la creciente disponibilidad de tecnología capaz de grabar audio hará que estos análisis sean incluso más fáciles en el futuro.
Otros expertos forenses también creen que este nuevo campo de investigación tendrá con el tiempo un rol cada vez más importante.
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