El papa Francisco proclamó santos el sábado a dos pastorcitos portugueses, cuyos relatos de las apariciones de la Virgen María hace 100 años convirtieron el pueblo agrícola de Fátima en uno de los santuarios católicos más importantes del mundo.
Francisco canonizó a los hermanos Francisco y Jacinta Marto al inicio de una misa para conmemorar el centenario de las visiones de ambos hermanitos.
Medio millón de personas acudieron a la misa al aire libre en una plaza enorme frente a la basílica del santuario, dijo el Vaticano, citando a las autoridades portuguesas. Muchos de los peregrinos pasaron días en Fátima rezando en silencio con sus rosarios ante una estatua de la Virgen.
Aplaudieron en cuanto el pontífice leyó la proclamación en voz alta.
"Es increíble. Fue como una respuesta a nuestras oraciones porque siempre intuí que serían canonizados", dijo Agnes Walsh, de Killarney, Irlanda.
Explicó que ella le rezó a Francisco Marto durante 20 años, con la esperanza de que sus cuatro hijas conocieran a "muchachos simpáticos como Francisco". "Las cuatro conocieron a muchachos que son hermosos y no pude haber querido a alguien mejor, así que él respondió a todas mis oraciones", agregó.
Los niños Francisco y Jacinta, de 9 y 7 años de edad, y su prima Lucía, de 10, contaron que el 13 de marzo de 1917 ocurrió la primera de unas seis apariciones que tuvieron de la Virgen María en Fátima cuando habían llevado a pastar a sus ovejas.
Los menores dijeron que la Virgen les confió tres secretos —una predicción de visiones apocalípticas del infierno, la guerra, el comunismo y la muerte de un papa— y les pidió que rezaran por la paz y se alejaran del pecado.
Durante su homilía, Francisco exhortó a los católicos de hoy a usar el ejemplo de los hermanos Marto y sacar fuerzas de Dios, incluso en medio de la adversidad. Las autoridades civiles locales amenazaron a los niños con matarlos con aceite hirviendo si no se retractaban de su relato. Sin embargo, los niños se mantuvieron firmes y al final la Iglesia reconoció las apariciones como auténticas en 1930.
"Podemos tomar como ejemplo a San Francisco y a Santa Jacinta ", dijo el pontífice. Antes de la misa, Francisco rezó ante las tumbas de cada uno de los visionarios de Fátima. Los hermanitos Marto fallecieron dos años después de las visiones durante la pandemia de la gripe española que azotaba Europa.
Durante la misa el papa abrazó a Lucas Baptista, el niño cuya recuperación, aparentemente inexplicable por los médicos, fue dada por un "milagro" necesario para que la Iglesia católica declarara santos a los hermanos Marto.
Lucía está en trámite para su posible beatificación, pero su proceso comenzó después de su muerte en 2005. Los pastorcitos son los santos más jóvenes que no murieron como mártires.
Al término de la misa, Francisco preveía ofrecer un saludo especial a muchos fieles enfermos que acudieron a Fátima con la esperanza de lograr la sanación. Muchos de los enfermos arrojan como ofrenda piezas de cera en forma de partes del cuerpo como manos, corazones, hígados y extremidades, a un enorme foso de fuego en el santuario.
En el 2000, el ahora santo Juan Pablo II beatificó a los pastorcitos durante una misa en Fátima y aprovechó la ocasión del nuevo milenio para revelar el tercer "secreto" que los niños informaron haber recibido de la Virgen.
El texto escrito por Lucía fue mantenido en un sobre sellado durante décadas en el Vaticano sin que ningún papa se atreviera a revelarlo por lo terrible de su contenido: un "obispo vestido de blanco" —un pontífice— de rodillas ante la parte inferior de una cruz, asesinado con una lluvia de balas y flechas, junto con otros obispos, sacerdotes y varios católicos laicos.
El mensaje incluía el grito de un ángel de "ípenitencia, penitencia, penitencia!". La canonización pendiente de los pastorcitos suscitó conjeturas de que había un cuarto "secreto" pero el Vaticano ha insistido en que no hay más secretos relacionados con las revelaciones de Fátima.
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