Por primera vez desde finales de 2008, el desempleo en España se ha situado por debajo de los cuatro millones de parados. La noticia ha sido ampliamente celebrada por el Gobierno, la patronal e, incluso, los organismos internacionales. Sin embargo, detrás de las cifras nos encontramos con la otra cara de la moneda: aumento de los contratos temporales, alta tasa de paro juvenil y empeoramiento de las condiciones laborales de los trabajadores.
Según la Encuesta de Población Activa (EPA), publicada el jueves por el Instituto Nacional de Estadística (EPA), el paro cayó entre abril y junio en más de 340.000 personas, situándose en 3.914.300 personas, por lo que la tasa de desempleo desciende hasta el 17,22%. Además, el empleo crece con 375.000 puestos de trabajo nuevos, llevando la cifra de ocupados a los 18,81 millones. Son las mejores cifras de empleo desde finales de 2008, cuando estalló la crisis económica.
El Gobierno dirigido por Mariano Rajoy celebró la noticia con la publicación de un video, de 40 segundos de duración, en el que se compara el descenso del número de personas en paro con varios acontecimientos importantes para la historia de la humanidad: el primer vuelo de los hermanos Wright (1901), la llegada del hombre a la luna (1969) y la caída del Muro de Berlín (1989), entre otros. "Los españoles hacemos historia", concluye el video.
Dependencia del turismo
Por su parte, la Comisión Europea calificó de "buenas noticias" los datos de desempleo. No obstante, aunque la portavoz del Ejecutivo comunitario, Mina Andreeva, subrayó que el paro ha descendido "de forma constante desde los momentos más agudos de la crisis en 2013, cuando más de un cuarto de la población activa estaba desempleada", también pidió no ser "complacientes" con las cifras actuales.
De hecho, el mercado laboral español continua sufriendo graves problemas estructurales, casi una década después del inicio de la crisis económica. Por un lado, los niveles de paro en España (17,8%) están muy alejados de la media de la Unión Europea (UE), un 7,8%. De hecho, en cuestiones de desempleo, el país continúa a la cola de Europa, solo superado por Grecia.
Por otro lado, siguiendo con la tendencia de los últimos años, la mayoría de los puestos de trabajo que se están creando se concentran en la hostelería y el comercio, impulsados por el crecimiento del sector turístico. Por tanto, además de empleo de baja cualificación, los trabajos son temporales, tal y como demuestra la tasa de temporalidad, que ha aumentado más de un punto hasta rozar el 27%.
Más de 1,2 millones de hogares con todos sus miembros en paro
Además, se puede observar que desde el año 2008 los contratos a tiempo completo se han reducido, mientras que las jornadas parciales han ido ganando terreno. En total, 2,6 millones de contratos son parciales y afectan a un 24,7% de las mujeres y al 7,4% de los hombres. Según denuncia en un comunicado la Unión General de Trabajadores (UGT), esta parcialidad no siempre es voluntaria: "58 de cada 100 ocupados a tiempo parcial desearía trabajar a jornada completa".
Los jóvenes siguen siendo el sector de la población que más sufre la escasez de puestos de trabajo en España. La tasa de desempleo juvenil todavía está próxima al 40%, aunque son muchos los jóvenes que ya han abandonado el país. En este sentido, a fecha 1 de enero de 2017, según el Padrón de Españoles Residentes en el Extranjero (PERE), 2.406.611 españoles vivían en fuera de España, casi un millón más de los que había hace ocho años.
Por último, si se analiza al detalle la EPA, resultan especialmente preocupantes los datos sobre los parados de larga duración: cerca de 1,6 millones de personas llevan dos o más años buscando trabajo sin conseguirlo. Además, pese a la creación de puestos de trabajo, aun hay 1.277.600 de hogares que tienen a todos sus miembros en el paro.
La tasa de pobreza en España
El crecimiento de la economía española tampoco se ha traducido en mejores condiciones de vida para los españoles. En 2016, el 27,9% de la población estaba en riesgo de exclusión social, según la Encuesta de Condiciones de Vida, publicada por el INE el pasado mes de abril. Este porcentaje aumenta hasta el 48,5% en el caso de las personas desempleadas. Dicho de otra manera, casi dos millones de personas están al borde de la carencia profunda en España.
Sin embargo, tener un trabajo tampoco es sinónimo de bienestar. La precarización laboral y la nula capacidad ahorradora han provocado que un 14,1% de los trabajadores vivan en riesgo de exclusión social por sus bajos ingresos. Se trata de la tercera mayor tasa de toda la UE, solo por detrás de Rumanía y Grecia.
Así, aunque el descenso del número de personas desempleadas siempre es una buena noticia, la precariedad laboral y pobreza en la que se encuentra el país no debería compararse con grandes hitos de la historia que cambiaron el mundo para siempre. España no puede conformarse con las cifras del año 2008, sino que debería medirse con los países de su entorno.
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