La mayoría de los habitantes de Corea del Norte viven en la pobreza, pero los expertos aseguran que hay una creciente clase media con dinero disponible para gastar y tiempo libre para divertirse.
El país está cambiando y ahora hay desde acuarios con delfines hasta centros comerciales para satisfacer las demandas de sus ciudadanos más privilegiados.
Cuando Jayden usó por primera vez internet, se sintió abrumado con lo que encontró.
"Tuve acceso a información que me iluminó. Cada día era una sorpresa porque podría obtener perspectivas totalmente diferentes en las que nunca había pensado. Me sentí indignado y triste", afirma.
Jayden (no es su verdadero nombre) es un desertor norcoreano que huyó a Corea del Sur hace cinco años. Solo un pequeño número de personas logra escapar del país, así que con su exitosa huida ahora forma parte de una minoría privilegiada que principalmente está formada de jóvenes como él.
Pero mientras vivía en Corea del Norte, Jayden frecuentemente desafiaba esas restricciones y tenía acceso a entretenimientos prohibidos.
"Pasaba mi tiempo libre jugando fútbol y juegos de video o viendo películas", dice. "Había muchas restricciones. Muchas de las películas y videojuegos eran ilegales pero yo hacía esas actividades furtivamente".
Pero no todas las formas de entretenimiento se disfrutan en secreto. De hecho, para los ciudadanos más ricos de Corea del Norte, el propio concepto de tiempo libre está cambiando.
Proyectos de vanidad
Un informe del Instituto de Desarrollo de Corea, un centro de análisis surcoreano, nota un auge en la construcción de centros comerciales, deportivos y culturales.
También afirma que los norcoreanos que viven en Pyongyang ahora tienen una creciente gama de lugares donde gastar el dinero.
Hay nuevos parques acuáticos e incluso un acuario de delfines, según Curtis Melvin, investigador que ha pasado años monitoreando imágenes de satélite de Corea del Norte.
"Las imágenes de satélite quizás son la forma más rigurosa de monitorear los cambios, ya que podemos observar las partes del país que no son accesibles a los extranjeros", dice.
"Esto nos ha permitido monitorear el crecimiento de los mercados de Corea del Norte, los cambios en el transporte, la infraestructura y la proliferación de energía renovable. Podemos ver y medir estas cosas de forma que hace una década no era posible".
Melvin ha registrado un creciente número de servicios y edificios que están diseñados, al menos en la superficie, para ofrecer entretenimiento.
"Desde que Kim Jong-un asumió el poder cuando murió su padre a fines de 2011, ha iniciado proyectos de construcción y embellecimiento que han alterado sustancialmente el carácter de Pyongyang", asegura.
"Se ha enfocado en la construcción de proyectos que pretenden incrementar los estándares de vida de la gente, como nuevos proyectos de vivienda, un acuario de delfines, nuevas opciones para compras, nuevas instalaciones deportivas, nuevos parques de atracción, parques acuáticos, cines en 3D y un centro de esquí. Algunos de estos tipos de proyectos también están siendo lanzados en las capitales de las provincias y en ciertas ciudades".
Pero ¿por qué Kim Jong-un decidió construir estas instalaciones de entretenimiento?
"Parte de esto es modernizar a Pyongyang y hacerla más un modelo para el siglo XXI", dice Andray Abrahamian, académico visitante del Centro para Estudios Coreanos de la Universidad de California, en Berkeley.
"El trabajo es prácticamente gratuito, llevado a cabo por reclutas del Ejército, y los materiales, en su mayoría, se obtienen internamente así que los costos son bastante bajos", dice.
Aunque una próspera industria del entretenimiento podría parecer algo positivo, es probable que solo una minoría privilegiada se beneficie.
Un mundo diferente
La desigualdad en los ingresos en Corea del Norte es extensa, y la economía está principalmente dirigida al apoyo de unas enormes Fuerzas Armadas.
Esto significa que solo los ricos son los que disfrutan de los proyectos de exhibición, como los parques acuáticos, instalaciones deportivas y cines de 3D.
"Si eres privilegiado puedes jugar squash, tomar clases de yoga", dice Andray Abrahamian, "gozar de buenos restaurantes —incluidos un par de sitios italianos y japoneses decentes— y beber capuchinos en las cafeterías. En cierta forma, ser privilegiado en Pyongyang es igual que pertenecer a la clase media en un país más rico".
Pero esta clase media, con su apetito por los elementos más finos de Pyongyang, es un fenómeno relativamente nuevo.
Donju
"El aumento del 'donju' —literalmente maestros del dinero— ha creado una nueva clase media adinerada que tiene una sana sed de consumir artículos de consumo y gastar", dice James Pearson.
"Esto a su vez ha dado lugar a más restaurantes, bares e incluso cafeterías en ciudades relativamente rurales o provincianas que antes tenían muy pocos de estos".
Así que en general, el incremento de lugares en donde los norcoreanos pueden gastar su dinero y divertirse se debe a una creciente clase media. Pero la brecha en los estándares de vida entre áreas urbanas y rurales sigue siendo enorme.
"La gente fuera de Pyongyang vive en un mundo diferente", afirma Pearson.
"Trabajan duro para poder vivir con poca infraestructura de apoyo. Los agricultores todavía tienen que cumplir rígidas cuotas de producción. Muchos no tienen acceso a agua potable limpia o electricidad confiable. Tienen estándares de vida muy por debajo de la gente en la capital".
Y cuando Jayden piensa en su época en Corea del Norte, recuerda claramente esta división en la riqueza: "Pienso que hay una brecha inmensa".
"No muchas, pero algunas personas pueden disfrutar su vida saliendo a cenar a restaurantes o a visitar algunos lugares. Pero mucha gente se preocupa sobre su próximo alimento. Vi a varias personas en muchos niveles sociales y me di cuenta de que la brecha entre ricos y pobres es bastante severa".
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