Frente a la élite del fútbol y tras recibir su premio como mejor jugador del mundo, el brasileño dijo: "Esta es una nueva era del fútbol, un nuevo ciclo está arrancando. Hubo grandes jugadores antes, pero ahora los nuevos futbolistas están comenzando a hacer historia".
Y aunque estaba equivocado en que él no iba a formar parte de ese nuevo ciclo, sus palabras fueron premonitorias.
Desde entonces, el mundo del fútbol fue dominado por los dos hombres que lo acompañaron en el podio esa noche en diciembre de 2007: Lionel Messi y Cristiano Ronaldo.
Desde entonces, ambos se han repartido los premios individuales más prestigiosos del fútbol, sea el Balón de Oro, el FIFA Awards, la fusión temporal de esos dos o el que creó el organismo rector del fútbol el año pasado, The Best.
Pero esa era que predijo Kaká puede haber llegado a su fin este lunes con la entrega del premio The Best 2018 al croata Luka Modric.
Aunque junto a Mo Salah, Ronaldo seguía entre los finalistas, el claro favorito era Modric.
Además, Modric también sumó el único título que obtuvo Ronaldo en la temporada, la Champions League con el Real Madrid.
Velocidad y elegancia
A diferencia de este año, en el que hay división de opiniones, en 2007 hubo consenso en coronar a Kaká como el mejor futbolista del planeta.
Algo asombroso teniendo en cuenta que el brasileño estuvo cerca de nunca llegar a la élite del fútbol al sufrir un grave accidente a los 18 años de edad, cuando golpeó su cabeza con el fondo de una piscina.
Sufrió una fractura en su columna que estuvo cerca de dejarlo paralítico, pero de la que se recuperó milagrosamente en una semana.
Dos años después fue convocado para jugar con Brasil el Mundial de Corea y Japón gracias a la fantástica aceleración y elegancia con la pelota que había mostrado con el Sao Paulo.
En ese torneo no fue protagonista, a la sombra de Ronaldo, Ronaldinho y Rivaldo, pero tuvo una fugaz aparición de 25 minutos frente a Costa Rica con la que justificó su medalla de campeón del mundo.
El AC Milan, recién coronado campeón de la Champions, le abrió las puertas al fútbol europeo en 2003, donde se fue consolidando como una de las figuras del balón, recibiendo todo tipo de elogios y adjetivos.
Carlo Ancelotti lo llegó a comparar con Michel Platini, Pelé lo bautizó como el nuevo Johan Cruyff y Sócrates lo llamó el nuevo Zico.
En la temporada 2006-2007, fue cuando pudo cumplir con todas las expectativas que su fútbol generaba, guiando al Milan al título de la Liga de Campeones vengando la derrota que había sufrido dos años antes frente a Liverpool en el llamado "Milagro de Estambul".
Otra época
Su posición en la cima del fútbol fue fugaz, afectado por problemas físicos en su rodilla y en la ingle.
Poco a poco su brillo en la élite se fue opacando y cuando llegó al Real Madrid en 2009 todos los focos estuvieron dirigidos a su nuevo compañero de equipo, Ronaldo, quien en el mismo mercado de transferencias se convirtió en el jugador más caro del mundo.
En el estadio Santiago Bernabéu no pudo dejar la huella de su fútbol y salió con más pena que gloria de la capital española en 2013.
Cuatro años después se retiró jugando para el Orlando City de la liga profesional de fútbol en Estados Unidos.
"Kaká podría ser considerado como el último mortal en haber ganado el premio al mejor jugador del mundo justo antes de la aparición de dos extraterrestres del fútbol cuya rivalidad le dieron una nueva dimensión al balón", escribió Carl Anka, periodista de la BBC autor de una serie de perfiles sobre grandes jugadores de la primera década del siglo XXI.
No parece justa la comparación con ellos, como tampoco lo es olvidar las maravillas que hizo en una época previa a las redes sociales y de constante cobertura del fútbol.
Como pasó con el mejor gol que anotó en su carrera, escogido por él mismo.
Se lo hizo a Argentina tras tomar el balón en su campo, acelerar por el centro dejando atrás a Messi, irse de dos defensores y definir suave y cruzado ante la salida del portero Roberto Abbondanzieri.
El gol sentenció la cómoda victoria 3-0 de Brasil sobre la albiceleste en el amistoso disputado en Londres en 2006.
Puede ser que pocas personas recuerden ese tanto, pero Kaká sabe la importancia que tuvo al haber sido al comienzo de una temporada en la que él fue simplemente el mejor del mundo.
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