Están vivos, en buen estado de salud y en Somalia. Y nadie puede garantizar cuándo serán liberados. Estas son las únicas premisas claras en el caso de los dos médicos cubanos secuestrados hoy hace seis meses en el norte de Kenia y que permanecen en manos del grupo yihadista Al Shabab.
"Están en Somalia", confirma a Efe el portavoz del Gobierno keniano, Cyrus Oguna, "vivos, eso seguro", y "en buen estado de salud".
"Estamos elaborando los planes para asegurar que se desarrollen de tal manera que no pongan en riesgo sus vidas, que podemos ir allí, sacarlos y devolverlos a sus familias", alega el portavoz gubernamental.
Se trata del cirujano Landy Rodríguez y del especialista en medicina general Assel Herrera Correa, quienes el pasado 12 de abril, como de costumbre hacía casi un año, se dirigían en un vehículo al hospital de Mandera, cerca de la frontera con Somalia.
Sin embargo, ese viernes, un grupo de hombres armados bloquearon el vehículo y abrieron fuego, matando a uno de los policías que acompañaba a los doctores.
El gobernador del condado de Mandera, Ali Roba, apuntó en aquel momento que "presuntos miembros de Al Shabab" raptaron a los galenos.
"Estamos siguiendo una buena pista en relación a los médicos cubanos y el plan operacional para rescatarlos es prioritario", explica Oguna.
"Estamos constantemente verificando pistas e información de inteligencia -insiste- y en cuanto podamos ejecutar el plan operacional, lo anunciaremos".
¿Cuándo pasará eso? "Puede ser mañana, la semana que viene... porque depende de nuestras condiciones y de los factores, y no los puedo revelar porque pondría en peligro la operación", asegura.
Pero tras seis meses en los que poco se ha sabido de Rodríguez y Herrera Correa y, si se mira a otros casos de secuestros de personal médico y humanitario extranjero, se podría hablar de muchos más meses e incluso años.
Para el experto en política en el Cuerno de África y director del instituto Sahan Research, Matt Bryden, ahora mismo la esperanza es que los secuestradores lleguen al punto en que "el coste de mantener a los rehenes sea superior al de liberarlos y se vuelvan más pragmáticos y razonables".
Actualmente hay constancia de otras dos personas directa o indirectamente secuestradas por el grupo yihadista: una enfermera alemana del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) capturada en mayo de 2018 en Mogadiscio y una voluntaria de la ONG italiana Africa Milele Onlus en el condado keniano costero de Kilifi.
Así que, el llegar a ese punto, según explica Bryden a Efe, "puede llevar mucho tiempo". ¿Años, quizás? "El caso más largo creo que es el de la enfermera del CICR que llega ya a año y medio, así que no sabemos realmente cuáles son las cuentas de Al Shabab o cuánto están preparados para aguantar", alega el experto canadiense.
"Lo que más me llama la atención de este y de los últimos casos es que en el pasado Al Shabab no solía asumir la responsabilidad de los secuestros e intentaba mantener sus manos limpias", dice Bryden.
Es decir, según este experto que lleva muchos años trabajando en la zona y en Somalia, normalmente el grupo, aunque se beneficiaba de las recompensas, no se involucraba directamente en los secuestros. "Así que creo que es un cambio muy importante en la organización".
Esto no significa que el grupo insurgente, afiliado a Al Qaeda desde 2012, busque nuevas formas de financiación, sino más bien puede ser un gesto de "indisciplina" en sus filas, con subalternos protagonizando estos episodios a las espaldas de los altos mandos.
Líderes tradicionales del condado de Mandera, ancianos respetados dentro de la comunidad, cruzaron a territorio somalí días después del secuestro para tratar de negociar la liberación de los médicos.
Esos líderes aseguraron haber visto a los doctores con vida y prestando asistencia médica a la comunidad local entre los pueblos somalís de Buale y El-Ade, en el sur del país.
Al Shabab, que lucha por instaurar en Somalia un Estado de corte wahabí (corriente de las más rigoristas del Islam suní), cuenta entre sus filas con personal médico formado, por lo que aunque use a los secuestrados para trabajar con heridos o enfermos, no es a priori una razón de los secuestros.
Estos líderes precisaron también que los secuestradores llegaron a exigir una recompensa de unos 1,5 millones de dólares a cambio de su liberación, una suma que el Gobierno cubano niega que se haya exigido.
"Algunas veces, los secuestradores argumentan que no quieren una recompensa sino más bien un reembolso por los gastos generados por los rehenes", explica Bryden.
Los dos médicos cubanos forman parte de un contingente de cien doctores cubanos que llegaron en 2018 a Kenia, en virtud de un acuerdo firmado entre los dos países, para mejorar el acceso a servicios médicos especializados en la nación africana.
Ya en Kenia, los dos facultativos secuestrados manifestaron sus preocupaciones en materia de seguridad en relación a su nuevo destino, según declararon a la televisión keniana Citizen TV.
Ahora, lo que queda es que "el mando de Al Shabab se dé cuenta de que este secuestro les hace parecer una fuerza indisciplinada y sus actividades son inconsistentes con su forma de mostrar justicia", como indica Bryden.
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