Por Carlos Vallejo (el poeta del sentimiento) En Otelo,
Shakespeare aborda el drama que viven hermosos celosos y su intima, Desdémona.
Al principio, Otelo se distingue por su carácter noble,
caballeresco, intrépido y sereno. Pero, luego de casarse con la joven Desdémona
cae; poco, a poco, en la vil intriga que le tendió yago, así, para con la
vertiginosa rapidez de la fe en su esposa, que tantas pruebas de amor le ha
dado, a la duda y mas torturadores celos acompañados, por un feroz deseo de
venganza. Por su parte, Desdémona –nombre mismo se traduce del griego, “desdichada”
–se comporta con una abnegación absurda y sin defensa prefiere decir una
mentira piadosa antes de acusar a otros. La melancolía de ese personaje, según los
criterios, la mas patéticas de las heroínas shakerspearianas quedo inmortalizada en las
famosa “canción del sauce”.
Tanto va el cantaro
Aunque parezca ridículo, el celoso desea descubrir
el engaño.
Por ello anda siempre en busca de una prueba de la
supuesta infidelidad. Por su parte, la victima se siente sofocada, tanto que
prefiere mentir o, incluso, serle infiel.
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