El estilo de vida de Jacqueline Moreno ya no es el mismo. Sus días cambiaron desde hace más de dos años cuando su hijo mayor desapareció junto con su esposa e hijos, dejando en su semblante el mayor rastro de dolor. Mientras cuenta la historia, sostiene un pañuelo blanco con el que seca las lágrimas que no dejan de humedecer su rostro.
“Este es un caso duro, muy duro, desde que mi hijo se fue no he sabido nada de él; yo no sé si es secuestrado que está”, narra conmovida.
Desde el sábado 18 de febrero del año 2012, a las 11:30 de la mañana, última vez que vio a su hijo Miguel Moreno, la señora no logra sacarlo de su mente. La pareja de éste, Fiordaliza Vallejo, quien estaba en estado de embarazo, tampoco ha dado señales de vida, como tampoco las dos niñas de siete y ocho años, Elianel y Elianni Moreno, que su hijo había procreado con otra mujer.
Jacqueline irrumpe en llanto y trata de cubrir su rostro para desahogarse, al momento que recuerda a sus nietas, a quienes extraña con devoción. Según relata, el día en que la familia recogió todas sus pertenencias y abandonó la casa donde vivían, ubicada en la calle José Cabrera, número 46 del sector Villa Faro, donde reside ella con su hijo menor, no le comunicaron hacia dónde se dirigían, por lo que presumió que se trasladarían a La Romana, donde reside el padre del joven.Se quedó tranquila hasta pocos días después, cuando se percató de que su hijo, su yerna y sus nietas no estaban allá, por lo que marcó una y otra vez el celular de su vástago, pero nunca logró contactarlo.
En la búsqueda de una explicación coherente a la situación, escuchó los comentarios de algunos vecinos, quienes le dijeron que él se iba para Puerto Rico en un viaje ilegal. Por eso empezó a investigar y dio con el nombre de uno de los supuestos organizadores de la travesía, identificado como Efraín Lantigua de la Cruz, quien, según asegura, tiene ya varias fichas policiales por dicha causa.
Desde entonces, Jacqueline no ha tenido paz. “Yo no he tenido ayuda. El 25 de febrero me tiré a la calle, duré un año a lo justo, día por día moviéndome, yendo al Palacio de la PolicíaÖ la gente me preguntaba por él y yo les decía: no sé. Casi tres años de eso y no sé nada de mi hijo”, dijo llorosa.
La dama, quien no tiene esposo y se sostiene de un negocio de venta de frituras, define a su hijo, quien contaba solo con 28 años al momento de su desaparición, como una persona tranquila, que se dedicaba a buscar el sustento de su familia en un motoconcho.
La Romana, Higüey, Miches, y Boca de Yuma, son algunos de los lugares que su madre ha explorado, con la intención de dar con su paradero, pero las fuerzas se le agotan y clama una vez más a la mano de la justicia, ya que han sido muchas las veces que ha ido a la Policía y a otras instituciones y no ha obtenido ninguna colaboración.
“A mí no me hacían caso, me entretenían y no me hacían caso. Que por favor que me ayuden, que este caso va para tres años. Ya yo no sé qué hacer, vivo sin familia desde el ano 2012”, dice la madre desesperada.
La incertidumbre es el sabor amargo que le queda a esta mujer, aunque no pierde las esperanzas de encontrar a su hijo y a su familia con vida. Cualquier información sobre el paradero del joven Moreno, solicita que se comuniquen con ella al teléfono 829-497-5068.
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