Asombro y decepción ha generado en amplios sectores la decisión de la Procuraduría General de la República de archivar el expediente contra el sacerdote Juan Manuel Mota de Jesús (Padre Johnny), acusado de abuso sexual por tres mujeres cuando eran menores de edad, en Constanza.
En un momento en que el Ministerio Público libra una cruzada para enjuiciar por pederastia al exnuncio Josef Wesolowski y al sacerdote Wokocietch Waldemar Gil (Alberto Gil) desalienta la decisión que favorece al Padre Johnny.
Se ha alegado insuficiencia de pruebas, pero el abogado de las mujeres, Félix Porte, aduce que no hay pruebas más contundentes que las propias víctimas, quienes son las que acusan de violación al bendecido religioso. Portes también señala que se cuenta con otros elementos que no ha querido hacer públicos.
Es posible que con el caso la impunidad se haya impuesto a la violencia de género que tanto mortifica a la sociedad y que suelen repudiar las propias autoridades.
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