rometió construir un muro en la frontera. Prometió deportar a indocumentados. Prometió bloquear las remesas de inmigrantes.
Ahora que el autor de esas amenazas ganó las elecciones presidenciales en Estados Unidos, México amanece con dudas mayúsculas.
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¿Cuánto de las ideas, propuestas y advertencias de Donald Trump serán llevadas a la práctica? ¿Cuál será su impacto real en el país? ¿Qué hará el gobierno mexicano para construir un diálogo con un vecino hostil?
La única certeza por estas horas es que el futuro es incierto.
México, uno de sus principales blancos durante su campaña, siempre temió un desenlace como este pero quizá nunca lo esperó realmente.
La preocupación de la gente, si esto se pudiera medir, daba la impresión de que no pasaba por quién iba a ocupar la Casa Blanca, sino por asuntos internos del país, con la economía y la inseguridad a la cabeza.
Lo de Trump caía mal, claro, pero se veía como algo lejano, un mal sueño.
Pero ahora un eventual daño está más cerca.
Y, para empezar, el impacto se siente en los bolsillos de los mexicanos: el peso se depreció en las últimas horas más de un 13% para alcanzar un mínimo histórico de 20,74 unidades por dólar.
El manejo de un vecino hostil
El gobierno fue criticado desde algunos sectores por reaccionar tardíamente ante los insultos de Trump.
El republicano, por ejemplo, pasó meses hablando casi sin cuestionamientos oficiales de este lado de la frontera.
En febrero el presidente Enrique Peña Nieto comparó los discursos de Trump con los de Mussolini y los medios empezaron a hablar de que las autoridades preparaban una estrategia para defender los intereses mexicanos en Estados Unidos.
Pero en agosto llegó una invitación inesperada.
El mandatario mexicano recibió a Trump en México. Y México, en cierto sentido, ardió.
Tiempo después el propio Peña Nieto reconocería que la visita del candidato se podía haber manejado de mejor manera.
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La hoja de ruta de cómo lidiar con un candidato hostil nunca estuvo clara. La semana pasada el gobierno aseguró que trabajaba en planes de contingencia en caso de un resultado adverso pero las autoridades no dijeron nada específico.
"Si el escenario adverso se manifiesta, es posible que las autoridades mexicanas respondan de alguna manera", aseguró el gobernador del Banco de México, Agustín Carstens.
"Es un plan de contingencia sobre el cual estamos hablando con el secretario de Hacienda (José Antonio Meade)", agregó.
Quizá los detalles se conozcan a primera hora del miércoles. Pasada la medianoche del martes se anunció una conferencia de prensa a las 7:00 amlocales (13:00 GMT) en la que estarán Carstens y Meade.
Salvar remesas y comercio
Una de las formas con las que Trump ha generado nerviosismo en México es con la amenaza de bloquear el envío de remesas hasta que el gobierno pague por el muro que el republicano quiere construir en la frontera.
México recibe anualmente más de US$25.000 millones en remesas enviadas por inmigrantes en EE.UU., más dinero de lo que ingresa por sus exportaciones petroleras.
Además, Trump define el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (Nafta, por sus siglas en inglés) entre EE.UU., Canadá y México como “el peor” jamás firmado y ha hablado de imponer un arancel del 35% para importaciones desde el vecino del sur.
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Esto tendría un gran impacto en la economía de México, que el año pasado exportó bienes y servicios por US$316.400 millones con EE.UU. y logró un superávit comercial bilateral de US$49.200 millones.
El 80% de las exportaciones mexicanas tienen como destino el Nafta.
Ambos países negocian US$1 millón por minuto y, más allá de las intenciones de Trump de devolver a su país algunos empleos que considera se fueron hacia México, no está claro que el futuro mandatario pueda echar para atrás acuerdos sin molestar a sectores poderosos en su país.
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