La tenista checa Petra Kvitova no podrá volver a jugar por lo menos durante seis meses mientras se recupera de las graves heridas que sufrió cuando fue atacada con un cuchillo en su casa el pasado martes.
La dos veces campeona de Wimbledon y medallista de bronce en las pasadas Olimpiadas de Río 2016 fue intervenida quirúrgicamente para reparar los tendones y nervios afectados de su mano izquierda, que es con la que juega, y ahora tendrá que someterse a un largo proceso de rehabilitación.
En el mejor de los escenarios, según los doctores, es que podrá regresar a practicar en unos seis meses.
El cirujano Radek Kebrle informó que la operación salió "muy bien, sin complicaciones", pero que la actual número 11 del mundo tendrá que esperar por lo menos tres meses para poder agarrar la raqueta.
"Es muy temprano para especificar con precisión cuándo podrá volver a competir, pero Petra está dispuesta a hacer todo lo que pueda para regresar al más alto nivel", aseguró en un comunicado el representante de la tenista checa.
"Petra está contenta en como fue la operación y está en un buen espíritu".
Kvitova sufrió las heridas en su mano al defenderse cuando un intruso la atacó en su departamento en la localidad de Prostejov, en el este de la República Checa.
Tras el incidente, la jugadora expresó que fue una experiencia aterradora, pero que era "afortunada de estar con vida".
El recuerdo de Mónica Seles
Lo que le pasó a Kvitova trajo a la memoria la imagen de Mónica Seles, quien fue acuchillada durante un partido en Hamburgo en 1993.
La entonces tenista yugoslava (de origen serbio y nacionalizada estadounidense en 1994) tenía 19 años cuando fue atacada por la espalda por un fanático admirador de la alemana Steffi Graff, a quien Seles había logrado destronar de la cima del tenis.
La exnúmero uno del mundo tuvo la fortuna que la incisión de unos tres centímetros no afectó tocó ninguno de sus órganos y que el cuchillo no tocó su columna vertebral.
Seles se pudo recuperar físicamente al cabo de unos meses, pero tuvo que esperar más de dos años para superar el trauma que generó la agresión y regresar a las canchas.
Nunca pudo volver a ser la misma tenista, aunque logró sumar el Abierto de Australia de 1996 a los ocho títulos de Grand Slam que había acumulado hasta el momento del ataque.
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