Los estimulantes
comestibles
Los afrodisiacos no son un
invento reciente. Hace miles de años, en el antiguo Egipto, Grecia, Roma,
Persia, India… los hombres ya recurrían a estas sustancias con la esperanza de
que les permitirían mantener o aumentar su libido. Las prostitutas de todas las
culturas y épocas han utilizado también estas sustancias para conquistar a todo
tipo de clientes: gente de poder, fama o dinero, o cotidianos degustadores del
sexo barato.
Se atribuyen efectos
afrodisiacos a múltiples sustancias, como: alimentos (hongos, otras, espárragos,
caviar, chocolates, apio, ajos, habas…), otras extraídas de animales (la cantárida,
polvo proveniente de un escarabajo seco conocido popularmente como mosca
española), el cuerno de rinoceronte, el pene del león en polvo, los huesos de
rana, los testículos del toro, los modernos aceites erotizantes y,
recientemente, la pastilla viagra.
Algunas sustancias, como
la marihuana y el alcohol, infunden en quienes las ingieren sensaciones de
bienestar, de relajación física y mental. Si bien no hay unanimidad en cuanto a
sus efectos sobre la libido, si se ha comprobado que tienen un efecto
desinhibidor que libera de las ataduras morales así como de los perjuicios
sociales. Todo ello hace que la persona sea más receptiva a los estímulos
sexuales. Muchas mujeres con fuertes convicciones religiosas o presas de una educación puritana, han experimentado
su primer organismo después de haberse tomado unas copas.
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