miércoles, 18 de enero de 2017

APRENDA MÁS: El Murciélago de Bacardí, una gran marca y una pequeña anécdota *La Granada*

Por Carlos Vallejo (el poeta del sentimiento).

Alrededor del año 1860. La cocina de doña Amalia (lucia Victoria  de Bacardí) en Santiago de Cuba era un tanto diferente a lo que conocemos. Su marido, don francisco Bacardí massó, la utilizaba por las noches  para experimentar con la destinación del azúcar después de trabajar en una destilería.

En cierta ocasión, doña Amalia entró en su cocina y se topo  con murciélagos que habían entrado por la ventana  para disfrutar un poco el licor que don Facundo preparaba. Descubrió que estos animales venían  de una platanera cercana a su casa. Ella recordó las historias de los indios cubanos, los taínos, quienes aseguraban que los murciélagos eran mensajeros y dueños de los bienes culturales.


Después de un tiempo, la situación permitió a don Facundo comprar, por 3 500 pesos, la destilería  en la que trabajaba. Fue así como el 4 de febrero de 1862 nació lo que desde entonces se llama “el gran ron de Cuba”.

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