EE.UU. con frecuencia comete el error de subestimar a sus oponentes, entre ellos, al líder de Corea del Norte, Kim Jong-un, quien tiene una serie de ventajas sobre el presidente estadounidense, Donald Trump, afirma el miembro del Instituto de Política Mundial, Jonathan Bristol, en su artículo publicado en la web de la cadena CNN.
Según Bristol, los estadounidenses a menudo creen que sus enemigos "están locos, son irracionales o son estúpidos". "Esperamos que los demás países hagan todo lo que queremos que hagan, y cuando el líder de alguna nación hace lo contrario, atribuimos nuestra falta de comprensión a algún problema en el raciocinio de esa persona", critica el analista.
"No todos los sistemas políticos reflejan el de los EE.UU., no todas las culturas son nuestras culturas, no todos los intereses son los intereses de EE.UU. y Corea del Norte no es la diferencia", continúa el autor, señalando que el líder norcoreano "no está loco, no es irracional y probablemente tampoco es estúpido".
Kim Jong-un puede ser acusado de haber cometido "horribles" crímenes, "al menos eso es lo que nos dicen", pero aun así, esas acciones son "parte de la consolidación en el poder de un joven líder y está jugando dentro de las reglas del sistema de su país", señala.
Trump y Kim, cara a cara
Trump, por el contrario, "no siempre piensa con claridad", sostiene Bristol. A diferencia del líder norcoreano, quien se centra en una sola cosa: la supervivencia de su país, el jefe de la Casa Blanca tiene la "capacidad de atención de un niño de 4 años". Kim podría demostrar ser un actor internacional "mucho más inteligente" que el presidente de EE.UU.
En este sentido, el analista considera que sería "absurdo" pensar que en una negociación cara a cara Trump lograra convencer a Kim Jon-un de que desista de su programa nuclear. Según el miembro del Instituto de Política Mundial, por el momento no hay una solución adecuada para el problema norcoreano.
La opción militar tiene un precio demasiado alto, y la posibilidad de llevar a cabo un "ataque preventivo" se esfumó en octubre del 2006, cuando Pionyang realizó su primera prueba nuclear, asegura. Ahora, para negociar con Corea del Norte se requiere de un negociador "extraordinariamente hábil" con un profundo conocimiento del país, del problema, de la gente y de la región.
Incluso sin Trump, la volatilidad y la imprevisibilidad de la situación en la península coreana ha sido motivo de gran preocupación. Con Trump, la situación es "absolutamente
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