Cuando Estados Unidos atacó la base aérea de Shayrat (Siria) el pasado 7 de abril tuvo que enviar sus 59 misiles Tomahawk a través del espacio aéreo de Líbano para evitar que fueran interceptados por los sistemas antiaéreos de Rusia, según sugieren arios especialistas militares. Además, en esa operación Washington tuvo que optar por armamento moderno más ligero que no podía causar daños graves a la instalación siria.
Ruta de los misiles
Como esos proyectiles no podían sobrevolar las ciudades costeras sirias de Tartús y Latakia, en cuyas bases aéreas hay sistemas antimisiles rusos, el Pentágono tuvo que idear rutas indirectas y complejas, para "alejar los misiles de los sistemas antiaéreos y radares", ha declarado al diario ruso 'Izvestia' el excomandante de la Fuerzas de Defensa Aérea de Rusia, el general Alexánder Gorkov.
El pasado viernes, algunos medios de comunicación árabes aseguraron que numerosos objetos aéreos no identificados fueron vistos en el espacio aéreo de Líbano que, "como no tiene radares", Israel y la coalición antiterrorista atraviesan para "realizar ataques aéreos contra Siria", debido a que el sur del territorio sirio —especialmente, las cercanías de Palmira y Deir ez Zor— "no está cubierto por los sistemas antiaéreos" ni otros medios de detección, afirma Antón Lavrov, uno de los autores del libro 'La frontera siria'.
Por lo tanto, este es el escenario más probable: los Tomahawk que EE.UU. lanzó desde dos buques ubicados en el mar Mediterráneo entraron en el espacio aéreo libanés y se dirigieron hacia el sur a lo largo de la frontera entre Jordania y Siria para, a continuación, girar hacia el norte y alcanzar la base Shayrat.
Eficiencia del ataque
De los 59 misiles que empleó EE.UU., solo 23 alcanzaron su blanco. Según el informe oficial del Ministerio de Defensa de Rusia, esos proyectiles destruyeron un almacén con material y equipo técnico, un edificio educacional, un comedor, seis aviones y un radar.
Sin embargo, el bombardeo no dañó la pista de aterrizaje de la base Shayrat —de hecho, ya ha reanudado sus vuelos—, debido a que "una instalación tan grande" requiere "10 ataques de precisión o más para desactivar de manera simultánea todos los objetivos", explicó el excomandante de la aviación de largo alcance de Rusia, el general Piotr Deinekin.
Vadim Koziulin, profesor de la Academia de Ciencias Militares de Rusia, relató a 'Izvestia' que los BGM-109 Tomahawk fueron especialmente creados en la década de los 80 para atacar bases aéreas, pero los fragmentos de armamento hallados en Shayrat indican que la Marina de EE.UU. utilizó sus misiles más avanzados.
Posibles represalias
Tras el ataque de EE.UU. contra Shayrat, varios protagonistas han puesto en duda la ofensiva de la coalición liderada por los norteamericanos contra Raqa, que debe entrar en su fase decisiva este mes, ya que el éxito de esa operación depende de la aviación.
Así, Rusia podría recordar a EE.UU y sus aliados que no tienen permiso oficial para sobrevolar Siria, una maniobra que cortaría la fuente de suministro para sus fuerzas presentes en ese país árabe.
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