SANTA CLARA.–No encuentro otra palabra más acertada que la de proeza, para calificar la labor de los pilotos, rescatistas, ingenieros de vuelo, personal de aseguramiento en tierra y los bomberos, que durante cuatro días cumplieron la honrosa misión de salvar la vida de casi 400 personas, la mayoría de las veces a riesgo de su propia existencia.
La última hazaña fue protagonizada el miércoles 30 de mayo, cuando una llamada de Julio Lima Corzo, presidente del Consejo de Defensa Provincial en Villa Clara, alertaba de la crítica situación de un grupo numeroso de familias en la comunidad Dos Amigos, perteneciente al municipio de Encrucijada, y de la necesidad de actuar con celeridad para proteger la vida de más de 200 personas que se encontraban atrapadas en medio de las aguas.
No había tiempo que perder, asegura el teniente coronel Rolando Infante Fernández, uno de los protagonistas de la hazaña, quien estuvo al frente de la misión de rescate. «Tan pronto se recibió la orden, los cuatro helicópteros dispuestos para la ocasión salieron hacia la zona de peligro, donde también estaban atrapados, en una zona cercana, 20 integrantes del cuerpo de bomberos de la provincia, con su jefe al frente, el teniente coronel Eliecer Meneses Herrera. Eran las 7:55 de la mañana», explica Rolando.
Sin desaprovechar un segundo, y en medio de difíciles condiciones, se desarrolló la operación, expone el teniente coronel Infante, quien narra que los primeros en ser recogidos fueron los bomberos, con el propósito de que luego se sumaran al rescate, como en efecto hicieron, a pesar de haber permanecido toda la noche atrapados por las aguas y sin probar alimento alguno.
Tras 28 incursiones, en el lapso de cuatro horas fueron salvaguardados, además de los bomberos, 235 personas residentes en Dos Amigos, entre los cuales había niños, mujeres, ancianos y embarazadas, en fin, gente que de no ser por esa acción humanitaria, hubiera perecido o corrido un gran peligro, porque tras concluir la misión a las 12:05 p.m., 40 minutos después, la zona quedó inundada por completo producto de las aguas provenientes de la presa Alacranes, recuerda el oficial de las FAR.
Al llegar a la zona del Purio, donde estaban siendo protegidos los habitantes de Dos Amigos, todos mostraban de diferentes maneras el agradecimiento por la pericia de los pilotos y rescatistas, a quienes abrazaban y besaban en gesto de agradecimiento.
«Oiga, aquello se puso feo, las aguas avanzaron muy rápido y amenazaban con cubrir el poblado. Parecía que era el final», dice Darcy Pérez Espinosa, quien sufrió un leve desmayo al bajarse del helicóptero, y tras su recuperación solo atinaba a decir: «es verdad que esta Revolución es grande»; mientras los jóvenes Yankiel Pérez Ruiz y Sheila Santos González, abrazados a sus mascotas Yako y Kira, afirmaban: «nos salvamos en tablita».
Ese propio día, el de mayor tensión, los rescatistas también debieron volar hacia la zona de Piñón, donde estaban expuestas a las inundaciones otras 16 personas, lo que agregó una cuota adicional de adrenalina a las misiones de esa jornada, explica el teniente coronel.
En total, durante cuatro días; a partir del 27 de mayo, fueron rescatadas del peligro 398 personas; para lo cual fue necesario habilitar 46 vuelos que trabajaron en medio de adversas condiciones de visibilidad, bajo fuertes aguaceros, deformaciones en el terreno, vientos y abundantes lluvias.
Ellos acudieron en ayuda de pobladores residentes en Calimete y Amarillas, perteneciente a Matanzas; además de personas que viven en comunidades de los municipios de Quemado de Güines, Santo Domingo, Encrucijada, Placetas, Camajuaní y Sagua la Grande, todos en Villa Clara.
Días después, aunque ya pasó el susto, queda la proeza de estos hombres pertenecientes a las FAR y al Ministerio del Interior, quienes derrocharon coraje en medio de difíciles circunstancias en una demostración de que ellos son, como expresara Camilo, el pueblo uniformado.
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