Por Carlos Vallejo (el poeta del sentimiento).
Este joven, aspirante
a regidor por el Partido Revolucionario Independiente (Pri) ha hecho un trabajo
digno de comentar de barrio en barrio realizando actividades a favor de su
candidatura y para su partido haciendo sacrificios hasta infrahumanos
invirtiendo de su propio bolsillo de un sueldito de empleado público que gana y
el pueblo le ha respondido como si invirtiera millones. Pero tiene algo que le
favorece, en una sociedad donde la justicia está llena de lodo, de cieno y de
boato, hay un representante de la justicia que ha pasado por ese lodazal y no
se ha manchado una pluma como el cisne blanco. Este es el padre de este joven,
el magistrado Ulises Guevara. Un hombre pulcro, humano y con la verdad en las
manos y no tiene cola que le pisen.
Entonces, cuando este joven se identifica como hijo de esta
montaña de legalidad en la justicia la gente lo respeta y lo sigue, y el joven
lleva el mismo camino de su padre, serio, honrado y humano. Así es, que, tanto
a ti como a Olivo Soto, el pueblo lo respeta y lo necesita, para que lo
representen desde el cabil del municipio principal.
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