Por Carlos Vallejo (el poeta del sentimiento).
Desde la era del señor de la máximo Gómez 25, se le enseñó
al pueblo de vivir de debidas navideñas, llámense cajas o funditas, este señor
usó estos para dar a entender que le mataba el hambre al pueblo. Todo lo
contrario, los mal acostumbró; de manera tal que el pueblo hambriento, con
mucha hambre, cuando dan las funditas hacen algarabía en las calles, maltratan
empujones, maltratos de las autoridades para tratar de conseguir algo con que
mitigar el hambre ese día. Esto se ha convertido en un negocio, le llegan por
ejemplo mil cajas a un dirigente de un pueblo y da 200, las otras llegan a ser
intercambiadas por muchos tipos de producción que llegan a sus bolsillos;
otros, como en el caso de Barahona, que tienen cocinas industriales para
venderle la comida a los distritos escolares del estado, se quedan con ellas
para de ahí cocinar en sus industrias y estas fundas que le dan al pueblo se
las vende a educación hecha comida.
Así es, que para darle funditas y cajas a la gente, enséñenlos
al producir que de ahí se mantienen un grupo de vagos que solamente están esperando
la campaña para ser a su manera. Así es, que basta ya, de mantener vagos.
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