minicano en Dajabón y por inspectores de Control Migratorio, dijeron que decidieron emigrar a territorio dominicano hastiados por el hambre y la desesperación.
Algunos expresron que tenían entre dos a tres días que no ingerían alimentos junto a sus familiares, porque no tienen empleos y recursos para comprar los bienes que necesitan.
Otros, sin embargo, indicaron que para poder subsistir en su país tienen que hacer juntas entre vecinos.
Es decir, consiste en que el primero que logre vender algo o encontrar un desyerbo de un patio, solar, hacer un mandado, con lo que le dan, tiene que comprar alimentos y compartirlos con los vecinos asociados y que eso es recíproco entre los grupos.
“Yo, por recomendación de una amiga, visité al dueño de una tienda en Fort Liberté(Haití), él me dio a vender cuatro pares de zapatos, cuatro de tenis y seis paquetes de medias, a cambio de un por ciento, pero fue poco lo que vendí, porque hay muchos vendedores en las calles, más que compradores”, enfatizó en medio de la tristeza y amargura Joanfry Marcois, quien esperaba junto a otros de sus compatriotas ser repatriada a su país, al ser detenida por soldados y autoridades migratorias.
En ese contexto, significó que la gente en Haití está desesperada y que por eso quieren emigrar a República Dominicana o cualquier otra nación.
Mientras, otros dijeron que intentarán volver para República Dominicana, porque en su patria están pasando mucha hambre.
“Me agarraron esta vez, pero cuando vuelva espero tener más suerte”, proclamó Kancon Pierre, otro de los inmigrantes devueltos.
Estas personas fueron arrestadas en los puntos de controles militares de Santiago de la Cruz, El Puente, Botoncillo, La Solitaria, Laurel, Masacre, Copey, Vigía y Don Miguel, cuando caminaban a pie por esos lugares.
La comerciante Catiana Charles dijo que tenía una microempresa de dulces en Lemonade, cerca de Cabo Haitiano, y que junto a su esposo y dos hijas, salían a venderlos por las calles, pero que la crisis económica de Haití, los llevó a la quiebra.“Otras personas comenzaron a cocinar dulces y venderlos en las calles, cada día más gente en lo mismo, llegó un momento que había más vendedores que compradores, dejé eso y quise venir a República Dominicana, me agarraron junto a otros”, lamentó. Pero los haitianos se quejan de que viven un vaivén en lo relacionado a los alimentos, porque cuando no aparecen, pasan calamidades. Aclararon, sin embargo, que cuando hay surtidos en los negocios, entonces no tienen dinero para comprarlos. Desde el 1 de septiembre de 2021 hasta el 3 de marzo de 2022, unos 32,147 haitianos indocumentados fueron apresados por miembros del Ejército de República Dominicana cuando cruzaron la frontera Norte de manera clandestina. Igualmente, 10 cubanos fueron detenidos al entrar al país con pasaportes haitianos y visas por un año expedidas por autoridades de la vecina nación
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