
Frank Van Den Bleeken alegó que no tiene perspectivas de salir en libertad dado que no puede controlar sus violentos impulsos sexuales y por lo tanto pidió hacer uso de su derecho a la muerte asistida para poner fin a años de angustia mental.
La resolución judicial es la primera que se aplica a un preso desde que hace 12 años se aprobara la ley de la eutanasia en Bélgica.
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