Los cinco niños asesinados por su propio padre —según las autoridades— gustaban de disfrazarse de superhéroes, jugar en el parque y en la piscina y posar para las cámaras, siempre con una sonrisa. Y adoraban "luchar con su papá".
En el funeral de los menores efectuado el viernes en este pueblo rural de Mississippi, unas 100 personas, algunas de ellas que ni siquiera conocieron a los niños Jones, vieron el viernes imágenes de sus cortas vidas.
Los dolientes en los bancos de madera de la iglesia lloraron mientras música de fondo acompañaba las imágenes de Merah, de ocho años; Elias, de siete; Nahtahn, de seis; Gabriel, de dos; y Elaine, de un año.
El ministro Derrick Maranto dijo que a Elaine le gustaba saludar, bailar y actuar como "ornamento para pierna".
"Es decir, ya sea que uno se encontrara en Walmart o en un supermercado, o incluso en casa, uno sentía algo pesado en una pierna", dijo Maranto. "Era una niña, colgada a uno. Esa era Elaine".
Aproximadamente a 400 millas de distancia en Lexington, Carolina del Sur, su padre renunciaba a su primera comparecencia ante la corte el viernes porque estaba siendo "retratado como un monstruo" y requiere evaluación psiquiátrica lo más pronto posible, argumentó su abogado.
Las autoridades afirman que Timothy Ray Jones Jr., de 32 años, mató a sus tres hijos y dos hijas, metió sus cadáveres en bolsas para basura separadas y condujo por días con los cuerpos en descomposición antes de arrojarlos en una colina rural en Alabama.
Jones los mató en su hogar hace casi dos semanas, antes de que su ex esposa denunciara la desaparición de los niños, dijo el jefe de la policía del condado Lexington, Lewis McCarty.
El motivo y la causa de la muerte siguen siendo investigadas, de acuerdo con las autoridades.
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