Por Carlos Vallejo (el poeta del sentimiento).
Según un zoólogo, los gamos tenían, debajo de los ojos, un par de narices más para respirar y oler. Según otros, los antílopes sumergían el hocico en el agua sin contener la respiración y, al correr, cuando se requiere mayor oxigenación –jalaban más aire gracias a las narices extras. Un tercer observador que había acercado una naranja a los ojos de un antílope y que el animal la había olisqueado a través de ellos, igual que si lo hubiera hecho con la nariz.
Cuando se hizo un estudio anatómico de la cabeza de los cérvidos. Tales afirmaciones resultaron erróneas. En las disecciones, los expertos observaron que estos dos orificios corresponden a las glándulas sáciales de la mayoría de los siervos y antílopes. Moraleja: hasta la gente especializada puede equivocarse en el tema que domina, aliviarse solo por las apariencias y buscar una confirmación más exacta.
Órgano olfativo normal.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.