martes, 13 de diciembre de 2016

La química del Amor (parte 2) *La Granada*


Por Carlos Vallejo (el poeta del sentimiento).

El cerebro, órgano sexual poderoso.

Según el doctor Barry Keverne, un investigador de Cambridge, todo se inicia en el tamaño del cerebro, cuando este órgano se expandió durante la evolución, ocurrió algo crucial, se formó un canal neural de comunicación entre el cerebro pensante (corteza cerebral) y la parte interna o cerebro emocional) (sistema lambico) en los mamíferos interiores, la mayoría de la información de los sentidos fluye hacia el cerebro interno sin que sea procesada, sin embargo, en los humanos, la información se procesa primero en el cerebro pensante para poner en marcha el sistema de la recompensa cerebral, de acuerdo con la personalidad emocional de cada persona.

En la década de los 50, los investigadores James Olds y Peter Milner localizaron en sus animales de laboratorios unas zonas del cerebro que, si eran estimuladas producían placer, vieron como los animales, como un sistema accionado con una palanquita, volvían una y otra vez a recibir la fuente de su dicha. El hallazgo publicado en el Journal of Comparative physiologic phisiology revolucionó el concepto de emoción.

Más tarde, en los años 60, el doctor Health llegó a conclusiones semejantes relacionadas con el ser humano mientras estudiaba métodos para curar la depresión, Health se topó con una región del cerebro humano (Septun) que, al ser estimulada, provocaba sensaciones muy placenteras. Estos y otros muchos estudios posteriores permitieron atar cavos en lo que se refiere al conocimiento de los mecanismos neurológicos humanos.

Ahora se sabe. Por ejemplo, que las endorfinas, unas sustancias químicas, cerebrales que actúan como analgésicos naturales se liberan en el cerebro como una recompensa del comportamiento sexual amoroso. Algo parecido sucede con la sustancia llamada feniletilamina. Esta genera la secreción de la dopamina y la norepinefrina, cuyos efectos producen un estado de euforia natural cuando la persona está con su pareja, su ausencia genera desacosiego y la sensación de que se pierde algo. En otras palabras, el enamorado solo calma su ansiedad cuando esta cerca de la persona amada. En este sentido, el enamoramiento seria como una adicion temporal y la persona amada seria como la palanquita del experimento de Olds  y Mildner que satisface su sistema de recompensa cerebral.

La noradrenalina es una sustancia química del hipotálamo que conecta las neuronas que polulan en el cerebro emocional.

Y que abre a la mente para dirigir nueva información. Cuando hay mucha motivación, hay mucha noradrenalina.

¿Y quién ha programado esas neuronas? Nosotros mismos, pero sin saberlo. Las neuronas que polula en el cerebro emocional son un archivo de todas las emociones de nuestra vida que a partir de lo que nuestra memoria ha grabado como placentero  o desagradable, activan una respuesta defensiva o eufórica.

La química entre las personas a las respuestas a una serie de señales corporales emitidas de manera inconsciente. Los seres humanos tenemos códigos no verbales que nos permiten comunicarnos con los demás casi sin darnos cuenta, esos códigos de comunicacional sido estudiados por la psicóloga estadounidense Mónica muur, quien encontró 52 señales distintas no verbales y llegó a una conclusión, las personas que emiten mas señales son las consideradas más activas entre quienes la conocen.

La explicación es que los humanos necesitamos valernos del cuerpo para expresar lo que sentimos, para comunicar nuestra intimidad. Cuando el alma vive una experiencia muy intensa, esta se refleja con fuerza paralela en el cuerpo, sin que una apenas lo pueda disimular. Por ejemplo: emitimos señales corporales cuando sentimos pudor o vergüenza (nos sonrojamos, cuando alguien nos da una sorpresa agradable (se nos ilumina el rostro cuando estamos preocupados (fruncimos el seño o cuando nos sentimos desanimados por algo) (se apagan los rasgos de nuestras caras).

Es un apoyo constante al lenguaje oral.

Que determina si existe química o no entre dos personas recién presentada.

Aunque no hayan cruzado más de dos palabras, desde el primer instante ha comenzado una reciproca comunicación no verbal.


Si ha sido placentera, fácil e interesante, hay química positiva. En cambio, cuando una persona no nos gusta a primera vista, suele ser porque entre lo que nos dice y lo que nos comunican su aspecto y sus movimientos ha cierta incoherencia. Es una persona poco transparente, una de esas que (tiene algo que no me gusta y que no sé que es.

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