Concluida la última Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal de Portugal en Lisboa, el Episcopado luso se ha rearmado en lo que a protección de los menores se refiere. Los obispos se han propuesto sistematizar la creación de estructuras de “prevención y acompañamiento” de los menores ante los casos de abusos en la Iglesia.
En el comunicado final, señalan que, además, actualizarán “las directrices aprobadas por la Conferencia Episcopal en 2012, teniendo en cuenta las orientaciones de la Santa Sede” tras el encuentro de febrero de los presidentes de las conferencias episcopales. Para ello, en todas las diócesis se crearán comisiones que velen por el cumplimento de las directrices.
La importancia de la prevención
Para Manuel Clemente, cardenal-patriarca de Lisboa y presidente de la conferencia, este compromiso es fruto de una “decisión unánime” que se incluye dentro del proceso de “formalizar algo que ya estaba en marcha”, pues ya existían desde hace años una serie de orientaciones. Ahora, para los prelado el objetivo es prevenir. Para ello, se potenciará una “acción atenta y reforzada” en cada una de las diócesis del país luso.
Por eso, el Patriarca, ha destacado ante los medios todo lo que se refiere a la “colaboración de personas competentes” dentro de la propia Iglesia en sintonía con las autoridades ante las posibles denuncias que se reciban. “Todo lo que vaya en la dirección de una estricta colaboración directa e inmediata con las autoridades civiles y policiales es una prioridad”, para Clemente. Algo que, reconoce, ya se hace respetando “la ley y los temas de conciencia”, en alusión al secreto de confesión.
“Lo que se tiene que hacer según la ley se hará estrictamente según la ley”, ha señalado contundentemente el cardenal, anunciando que la prevención quedará más evidenciada en las instituciones eclesiales en las que hay menores. “Haremos todo lo necesario, no sólo en términos legales sino también morales, teniendo en cuenta que el mayor valor es la protección de la persona que ha sido abusada, no solo en su pasado, sino también en su estado actual y en sus disposiciones actuales; teniendo en cuenta también el buen nombre, la reputación de quienquiera que sea; y también, teniendo en cuenta –esto es una indicación de la Santa Sede– la recuperación de la persona que ha sido abusada”, se ha comprometido.
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