No había muchas dudas de que llegarían, sino más bien de cuándo lo harían y ya están aquí. El desenlace incierto de las elecciones en Estados Unidos, con dos bandos que temen que les roben las elecciones, ha puesto en marcha las protestas en varias capitales del país. Por el momento parecen ser más numerosas las movilizaciones de los simpatizantes demócratas, pero todo podría cambiar si Donald Trump pierde los comicios.
El presidente sigue
avivando el fantasma del fraude y llamando a sus seguidores para que defiendan
la integridad del escrutinio, la misma que él ha socavado al lanzar una
ofensiva legal que cuestiona los rudimentos básicos del proceso electoral y la
limpieza de los recuentos. Entre medio, crece la desinformación y las lecturas
apocalípticas de lo que podría implicar la victoria de uno u otro.
La presión del trumpismo
se ha trasladado a los centros de procesamiento de votos en estados como
Nevada, Arizona y Michigan, tres de los que decidirán las elecciones. Docenas
de seguidores del presidente se concentraron el jueves a las puertas de uno de
esos centros en el norte de Las Vegas para denunciar un supuesto fraude
electoral al grito de "paren el robo".
Entre la multitud
anónima, había algunos notables del partido, como el presidente de la Unión
Conservadora Americana, Matt Schlapp, o el ex director interino de la
inteligencia nacional, Eric Grenell. Pero fue el antiguo fiscal general de
Nevada, el republicano Adam Laxalt, quien le puso más pimienta al griterío. Sin
aportar ninguna prueba, Laxalt dijo que ha votado allí gente muerta y de otros
estados. "Le pedimos al juez que se dejen de contar los votos debido a
todas estas irregularidades".
También en Phoenix
(Arizona) volvieron a concentrarse los seguidores del presidente, después de
que muchos de ellos se presentaran la víspera con armas largas y pistolas en
las inmediaciones de un centro de recuento de votos. Una imagen similar a la
que se dio en Detroit (Michigan).
La teoría del fraude
sigue alimentada desde buena parte del universo mediático conservador.
"Desde carteros que cambian la fecha del matasellos del voto por correo a
gente fallecida en 1984 que aparece entre los registros de votantes, las
pruebas sobre el robo son abundantes", titulaba Infowars, el portal de
Alex Jones, el rey de las conspiraciones. Un Jones que está vendiendo a sus
millones de radioyentes que Joe Biden es un agente encubierto de China que
estaría preparándose para hacer de EE UU un satélite totalitario de Pekín.
Todavía más audiencia
tiene Fox News y Tucker Carlson, uno de sus presentadores estrella. "Si
los demócratas ganan la Casa Blanca y el Senado, el país que conocíamos hasta
ahora dejará de existir. No porque los demócratas tengan malas ideas, que las
tienen, sino porque planean imponer un sistema totalmente nuevo sobre nuestro
país", dijo en su programa del miércoles por la noche. Son declaraciones
como esas las que fomentan la paranoia de los conservadores, no muy distintas
al catastrofismo que vende Trump.
Pero también el universo
demócrata está nervioso al ver como sus rivales tratan de litigar los recuentos
en los tribunales. Con más gente que sus rivales, sus protestas se dejaron
sentir el miércoles por la noche en Portland, Nueva York, Filadelfia o Chicago.
En Minneapolis, la ciudad donde murió George Floyd hace unos meses asfixiado
por la rodilla de un policía, más de 500 personas fueron arrestadas por marchar
por una carretera interestatal. "Nuestro foco es impedir que Donald Trump
le robe estas elecciones al pueblo estadounidense", le dijo a ‘The New
York Times” una abogada que participó en las marchas.
Portland ha sido un
polvorín en los últimos meses de protestas raciales. Los anarquistas tienen
predicamento en la ciudad. Y el miércoles cientos de personas marcharon para
pedir que se cuente hasta el último voto y se impida a los republicanos
subvertir el resultado de las elecciones. Hubo enfrentamientos con la policía y
decenas de arrestos. Los agentes confiscaron armas, munición, petardos, un
cuchillo y varias máscaras de gas, según la oficina del sheriff.
La gobernadora de Oregón llamó al despliegue de la Guardia Nacional, después de muchos meses de algaradas casi ininterrumpidas. "Es importante que confiemos en el proceso y un sistema que ha garantizado elecciones libres y justas en este país durante décadas, incluso en tiempos de grandes crisis", afirmó la gobernador
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