domingo, 7 de septiembre de 2014

APRENDA MÁS: Sexualidad, la química del amor *La Granada*

Por Carlos Vallejo (el poeta del sentimiento)

La mayoría de las especies animales produce sustancias de atracción sexual, llamadas feromonas.

Al ser expulsadas por las Glándulas sudoríparas, las genitales, el aliento…, se transforman en aromas que son percibidas con un congenere del sexo opuesto. Esos olores despiertan a las células del centro neuronal de recompensa, situado en el cerebro, y desencadenan sentimientos de placer, gusto, euforia… es el banderazo de salida para el encuentro y uso de salidas de las relaciones sexuales. Así se asegura la reproducción de la especie.

Aunque, en la actualidad, la conducta sexual humana se h vuelto mas compleja, sigue siendo olfativa, como en los primeros tiempos.

Olores femeninos y masculinos

La humana no es la excepción. Las primeras relaciones sexuales de las mujeres y los hombres primitivos, aseguran los expertos, se rigieron casi exclusivamente por la revisión y la recepción de estos aromas mas naturales, sobre todo durante le preseco de ovulación de aquellas. Aunque, en la actualidad, la conducta sexual humana  se ha vuelto más compleja –porque intervienen otros factores, como las costumbres, los valores culturales, los gustos, los sentimientos personales… –sigue siendo olfativa, ya no se centra en los colores naturales sino en los artificiales. Eso explica el éxito comercial de los perfumes, las lociones y otros productos aromatizantes que no solo se emplean para eliminar los malos olores de la transpiración o el aliento, sino también como una llamada de atención olfativa a las personas del sexo opuesto.

Diversos estudios científicos prueban que, durante los días de ovulación, las mujeres despiden olores diferentes y más penetrantes para el olfato masculino. Aunque los hombres no sean consientes de ello, esos olores los atraen.

Además, en esos días cuando ellas tienen mas relaciones. Por su parte, el Pene de los hombres se grega, mediante las gandulas prepusiales, una sustancia llamada expetra, cuyo color excita a las mujeres, aunque no se percatan de ello.

Es conveniente aclarar que no todos los perfumes le van bien a todas las personas. El aroma natural de ellas hace que un mismo aroma se perciba de forma distinta al ser aplicado en otra. Por ello, los perfumistas insisten en la distancia de encontrar el olor artificial que acentúen natural. En diversas pruebas, tras aislar sustancias femeninas y reproducirlas en forma sintética, se ha comprobado que resultan tan estimulantes vitan gratas al sentido olfativo de los hombres, sino están mezclados sin algún aroma artificial.

Cada vez hay más evidencias científicas de que un número de procesos bioquímicos interviene en el comportamiento sexual y amoroso. Desde el primer encuentro o flechazo hasta le etapa amorosa duradera se da un juego y rejuego de sustancias químicas producidas por el cuerpo para estimular la libido y atraer al compañero o a la compañera.

Hormonas para la felicidad

Son muchas las hormonas  segregadas por el cuerpo para alcanzar la felicidad. He aquí las principales:

Feniletiamina: es segregado sobre e cerebro en cantidades enormes para provocar euforia excitación, optimismo y energía. Este estado se convierte en una adicción que obliga a buscar, con desesperación la compañía del otro.

Endorfinas: son los neurotransmisores responsables del optimismo vital.  Alivian el dolor y activan el sistema cerebral.

Actúan como la morfina y provocan un bienestar global.

Cerotorina: es muy utilizada en los antidepresivos porque hace mas fluida la actividad emocional y predispone al enamoramiento. Cuando hay bajo nivel de Cerotorina se reduce el ritmo de funcionamiento de cerebro y aparece la depresión.

El cerebro, órgano sexual poderoso

Según el doctor Barry Keverne un investigador de Cambridge, todo se inicia en el tamaño en el cerebro cuando este órgano se expendió durante la evolución, ocurrió algo crucial: se formó un canal neural de comunicación entre el cerebro pensante (corteza cerebral) y la parte interna o cerebro emocional (sistema límbico). En los mamíferos inferiores, la mayoría de la información de los sentidos fluye hacia el cerebro interno sin que sea procesada. Sin embargo, en los humanos, la información se procesa primero en el cerebro pensante para poner en marcha el sistema de recompensa cerebral, deacuerdo con la personalidad emocional de cada persona.

En la década de los 50, los investigadores James Olds y Peter Milner localizaron en sus animales de laboratorio unas zonas del cerebro que, si eran estimuladas, producía placer vieron como los animales, con un sistema accionado con una palanquita, volvían una y otra vez a recibir la fuente de su dicha.  El hallazgo, publicado en el Journal of comparative Physiologic, Revolucionó el concepto de emoción mas tarde, en los años sesenta, el doctor Heath llegó a conclusiones semejantes relacionadas con el ser humano (Septum) que, al ser estimulada, provocaba sensaciones muy placenteras. Estos y otros muchos estudios posteriores permitieron atar cabos con lo que se refiere al conocimiento de los mecanismos neurológicos humanos.

Ahora se sabe, por ejemplo, que las endorfinas –unas sustancias químicas cerebrales que actúan como analgésicos naturales – se liberan en el cerebro como una recompensa como una recompensa del comportamiento sexual o amoroso. Algo parecido sucede con la sustancia llamada Feniletilamina. Esta genera la secreción de la dopamina y la Neropinefrina cuyos efectos producen un estado de euforia natural cuando la persona está con su pareja. Su ausencia genera el desasosiego y la sensación que se pierde algo, en otras palabras, en enamorado sólo calma su ansiedad cuando esta cerca de la persona amada; en este sentido, el enamoramiento seria como una adicción temporal el enamoramiento seria una adicción temporal y la persona amada; en este sentido, el enamoramiento seria como una adicción personal y la persona amada seria como la palanquita del experimento  de Olds y Midler que satisface su sistema de recompensa cerebral.

La noradrenalina es una sustancia química del hipotálamo que conecta las neuronas que polulan en el cerebro emocional, y que abre la mente para dirigir nueva información. Cuando hay mucha motivación, hay mucha noradrenalina.

¿Y quien ha programado esas neuronas? Nosotros mismos, pero sin saberlo. Las neuronas que populan el cerebro emocional son un enorme archivo de todas las emociones de nuestra vida. A partir de lo que nuestra memoria ha grabado como placentero o desagradado, activan una respuesta defensiva o eufórica.

La química entre las personas es la respuesta  una serie de señales corporales emitidas de manera inconciente. Los seres humanos tenemos códigos no verbales que nos permiten comunicarnos con los demás casi sn darnos cuenta.

Estos códigos de comunicación han sido estudiados por la Psicóloga estadounidense Mónica Moore, quien encontró 52 señales distintas no verbales y llegó a una conclusión: las personas que emiten más señales son las consideradas más activas entre quienes la conocen.

La explicación es que los humanos necesitamos valernos del cuerpo para expresar lo que sentimos, para comunicar nuestra humildad. Cuando el alma vive una experiencia muy intensa, esta se refleja con una fuerza paralela en el cuerpo, sin que uno apenas lo pueda disimular. Por ejemplo: emitimos señales corporales cuando sentimos pudor o vergüenza (nos sonrojamos), cuando alguien nos da una sorpresa agradable (se nos ilumina el rostro), cuando estamos preocupados (fruncimos el seño) o cuando nos sentimos desanimados por algo (se apagan los rasgos de nuestra cara).

Es un apoyo constante al lenguaje oral, que determina si existe química o no entre dos personas recién presentada.

Aunque no hayan cruzado mas de 2 palabras, desde el primer instante ha comenzado una reciproca comunicación no verbal. Si ha sido placentera, fácil e interesante, hay química positiva. En cambio, cuando una persona no nos gusta a primera vista, suele ser porque entre lo que nos dice y lo que nos comunican su aspecto y sus movimientos hay cierta incoherencia. Es una persona poco transparente, una de esas que “tiene algo que no me gusta y tiene algo que no se que es”.

Los estimulantes comestibles

Los afrodisíacos no son un invento reciente. Hace miles de años, en el antiguo Egipto, Grecia, Roma, Persia, India…, los hombres ya recorrían a estas sustancias con la esperanza de que les permitirían mantener o aumentar su libido. Las prostitutas de todas las culturas y épocas han utilizado también estas sustancias para conquistar a todo tipo de clientes: gente de poder, fama o dinero, o cotidianos degustadores de sexo barato.

Se atribuyen efectos afrodisíacos a múltiples sustancias, como; alimentos (hongos, ostras, espárragos, caviar, chocolates, apio, ajos, Abas…), otras extraídas de animales (la cantárida, polvo proveniente de un escarabajo seco conocido popularmente como mosca española), en cuerno de rinoceronte, el pene del león en polvo, los huesos de rana, los testículos del toro, los modernos aceites herotizantes y, recientemente, la pastilla viagra.

Algunas sustancias, como la mariguana y el alcohol, infunden en quienes las ingieren sensaciones de bienestar, de relajación física y mental. Si bien no hay unanimidad en cuanto a sus efectos sobre la libido. Si se ha comprobado que tienen un efecto desinhibidor que libra de las ataduras morales así de los prejuicios sociales. Todo ello hace que la persona sea mas receptiva a los estímulos sexuales. Muchas mujeres con fuertes convicciones religiosas o presas de una educación puritana, han experimentado su primer orgasmo después de haberse tomado unas copas.

Enamorarse es comprometerse

Con todo, el amor se resiste a dejarse presionar por las ciencias naturales. “no todo es cuestión de reacciones químicas –explica  el escritor italiano Francesco Alberoni –. Hay quienes aseguran que se enamoran continuamente, cada mes y cada año, pero es imposible. Es una atracción,  un deseo erótico, una chifladura, una de esas pasiones que Solo son exploraciones de otra individualidad. La persona enamorada se siente íntimamente obligada a comprometerse, a establecer un pacto, un juramento con el amado. Por eso, el amor no es solo placer, deseo, sentimiento y pasión sino también conocimiento, aceptación, compromiso, y el vinculo se vuelve tanto mas fuerte cuanto más tiempo se mantiene esa satisfacción reciproca. 

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