viernes, 15 de mayo de 2015

La intolerancia hecha a fe (2-10) *La Granada*

Por Carlos vallejo.



Maniquíes de fibra de vidrio reproducen la escena.

Se perseguía a quienes actuaban supuestamente. Contra la fe y la religión cristiana, a quienes practicaban la brujería, a quienes eran polígamos. A quienes habían proferido algunas blasfemia…; pero también a los acusados de leer, vender o simplemente tener u algún libro o imagen oxénos. Igualmente, quien tan solo leía una obra incluida en el índice  de los libros prohibidos. Se hacía acreedor a un “santo” castigo. Por su puesto. Eran delitos graves hacerse pasar religiosos sin serlo y solicitar favores sexuales a las devotas en confesión. Así mismo se castigaba toda actividad que en cualquier forma impidiese o dificultara las labores del tribunal.

Al recibir una denuncia, los consultores opinaban sobre ella y reunían pruebas. Luego ordenaban la aprehensión del acusado,  a quien se le confiscaban su matrimonio para garantizar el pago de los gastos de su proceso. Apresado. El acusado era conducido a las mazmorras.

Construidas en los sótanos del edificio.

En la sala de audiencias.

Un escribano anotaba cada una de las palabras del interrogatorio no había límite de tiempo para que el inquisidor preguntara. Cuando el acusado se negaba a contestar.


Era enviado a la sala de tormentos. Siempre en compañía del inquisidor y su escribano. Era sometido a las diversas maquinas de tortura, fielmente reproducidas en el museo.            

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