martes, 8 de noviembre de 2016

La Invasión Haitiana *La Granada*


Por Luis Javier Ferreras.

No crean que voy a referirme al hecho ocurrido en 1822, no de lo que se trata es de una nueva invasión que no se realiza en los mismos métodos, ni con el mismo nivel de beligerancia. Los nuevos métodos utilizados por los haitianos para conseguir quedarse en nuestro país y recibir del estado los servicios que nosotros mismos muchas veces no alcanzamos, son las siguientes. Entre otros:

1.- Los supuestos desnacionalizados, a pesar de que ya asumidos más de 200.000 a través de un plan que nos costó más de 200 mil millones de pesos RD$ bajo las presiones del embajador norteamericano, el secretario general de la ONU y la OEA.

2.- La Invasión por el vientre que es una estructura montada que se encarga de traer parturientas haitianas a dar a luz a sus hijos en este lado de la isla y el consecuente gasto que consume el 30% de los gastos en los hospitales dominicanos.

3.- los que diariamente cruzan la frontera huyendo de la miseria que abate a ese pueblo, país inviable que no le ofrece ningún tipo garantía a ninguno de sus habitantes excepto a una cúpula mafiosa que compuesta por comerciantes políticos y narcotraficantes que dominan hegemónicamente todas las áreas del poder y que vive en altas montañas y lugares resguardados donde se consume la buena música y los vinos franceses lejos de la malaria, la tuberculosis y del cólera que padecen los demás, pero que son los que administran más de 20.000 ONGs que reciben millones de dólares cada año y no resuelven un solo problema mientras que por la frontera diariamente cruzan por diferentes vías de acceso en contubernio con los militares, que deben  cuidarla. Todo esto ocurre con el conocimiento  y consentimiento de la ONU, AID, USAID y el concurso de números ONG dominicanos que se nutren de esos fondos. A todo esto se agrega la vertiginosa depredación a que han sometido a nuestros bosques, que cada día son cortados para ser quemados en los hogares haitianos que son usados para cocinar sus alimentos ya que, recen de estufas y gas para ello. Ante la mirada indiferente de quienes dicen ser amigos de Haití.


Ante esa realidad cabe preguntarse: ¿Quién podrá defendernos? ¿De qué sirve la economía del país crezca, si nuestro cargo aumentará?

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