miércoles, 23 de noviembre de 2016

Rejuvenecido el Monumento a la libertad *La Granada*


LAS COLORADAS, Granma.—Escoltado por las aguas en las que, hace 60 años, desembarcaron los expedicionarios del yate Granma para iniciar la última etapa de lucha




 por la liberación nacional, se encuentra el Monumento Las Coloradas, uno de los altares sagrados de la Patria cubana.
La génesis del escenario, ubicado en el municipio granmense de Niquero, en evocación de aquella histórica jornada del 2 de diciembre de 1956, comienza en el año del aniversario 20 del suceso, por iniciativa de la heroína Celia Sánchez Manduley.
En aquel entonces se concibió un proyecto consistente en realizar un complejo monumentario con dos partes, unidas ambas por un sendero que conduciría hasta el lugar exacto del desembarco.
La primera, contaba con un salón protocolar, cafetería y oficinas administrativas; en tanto, la segunda, ubicada a orillas del mar, proyectaba la confección del yate Granma, en hormigón, montado sobre pilotes, y para llegar a este se realizaría una canal con las mismas características constructivas, mientras, en las paredes estarían grabados los seis problemas que Fidel menciona en su alegato La historia me absolverá.
Según cuentan los especialistas, la obra no se pudo materializar tal como se concibió en el diseño original, dada las condiciones económicas de la época. No obstante, en la década de 1980 quedó erigido un majestuoso conjunto monumentario que incluía una amplia plaza de ceremonia, la réplica del yate Granma, el sendero que conduce al lugar del desembarco, un salón de protocolo, y una sala de historia; en tanto, al complejo histórico se le sumaría luego la reproducción de la residencia del campesino Ángel Pérez Rosabal, el primer lugareño colaborador con los miembros del naciente Ejército Rebelde.
Desde su surgimiento, el Monumento se convirtió en reverencia a las más genuinas tradiciones patrias y en punto de reencuentro con una de las expresiones más sublimes de las ansias de libertad del pueblo cubano.
Pero, tras más de tres décadas sirviendo como anfitrión a cuantos llegaron hasta él para zambullirse en la historia, el conjunto monumentario comenzó a presentar signos de «vejez», por eso su rejuvenecimiento ocupa a decenas de hombres y mujeres, que fieles herederos del legado de los expedicionarios del yate Granma, devuelven a este escenario todo su esplendor.
RETOQUES A UN YATE ICÓNICO
Los trabajos comenzaron en el 2015 con la restauración de la réplica del yate Granma, que imprime singularidad y relevancia al fondo de la plaza de ceremonias.
Esta importante acción se realizó en la unidad Astilleros del Golfo (Astigolf), ubicada en la ciudad de Manzanillo, según precisó Diosmani Echeverría, director de la sala-museo Monumento Las Coloradas.
Echeverría recordó que la maqueta, a tamaño natural de la embarcación, se instaló contigua a la explanada en 1986, bajo un techo construido para resguardarla.
No obstante, diversos factores naturales como el polvo, el viento, la humedad y los insectos, inherentes a los alrededores del entorno costero, han provocado el deterioro de la icónica nave, por lo cual la intervención era imprescindible, significó.
Como parte de la restauración se cambió el material de la réplica del barco, que estaba confeccionada a base de cartón y ahora se elaboró de plástico reforzado con fibra de vidrio, más resistente a esos agentes naturales, precisó Rafael Jorge Caiñas, especialista principal del departamento Comercial de Astigolf.
El proceso, dijo, se extendió aproximadamente año y medio, y benefició la cubierta, la caseta, otros espacios interiores y exteriores, así como el bote auxiliar del yate.
Diosmani Echeverría, director del Monumento Las Coloradas, considera que uno de los principales resultados de la restauración es el rescate de la plataforma. Foto: Mailenys Oliva Ferrales
NEGADO A SUCUMBIR EN EL TIEMPO
Lozano, como quien se niega a sucumbir en el tiempo, se levanta el Monumento Las Coloradas, en consonancia con un amplio proceso de restauración.
Como parte de los esfuerzos por devolverle el brillo al histórico escenario, se recuperó la plataforma ubicada al final del sendero, que marca el punto por donde desembarcaron los expedicionarios.
La misma había colapsado en el año 2005, como consecuencia del paso, por el territorio, del potente huracán Dennis, y luego se hicieron algunos intentos por rescatarla pero ninguno fructificó, hasta ahora.
Esta labor corrió a cargo de una brigada de la Empresa de Obras Marítimas de La Habana, informó Echeverría.
La restauración también se extiende al bohío construido en el lugar correspondiente al del campesino Ángel Pérez Rosabal, primer lugareño que auxilió a los expedicionarios tras el desembarco.
En ese sitio se sustituyen las partes dañadas de las paredes de yagua y el techo de guano, y se monta una nueva museografía, que no solo resalta la importante ayuda que brindaron los habitantes de la localidad a los expedicionarios del yate Granma, sino también las costumbres de los campesinos de la zona, según comentó Jennie Fonseca, actual especialista de Historia del Partido en Granma, y quien fuera por varios años y hasta hace poco tiempo, directora del Centro Provincial de Patrimonio Cultural.
Las labores en el conjunto monumentario también han incluido la mejoría de las redes eléctricas e hidrosanitarias y el montaje de un nuevo guión museológico para la sala de historia, a estrenarse con motivo del aniversario 60 del acontecimiento.
Héctor Luis Furones, en primer plano, obrero destacado del colectivo de la ECOAI 4 que restaura el sendero. Foto: Mailenys Oliva Ferrales
A PIE DE OBRA
Al transitar ese sendero de hormigón de unos dos kilómetros, devenido sitio imprescindible de la historia nacional, es imposible no sentir mayor admiración por aquellos protagonistas de la epopeya del Granma, quienes tras un largo viaje y cargados de armas, tuvieron que vencer similar recorrido, pero abriéndose paso entre el mangle.
A seis décadas de la épica jornada, decenas de trabajadores se reafirman como seguidores de la tenacidad de aquellos jóvenes revolucionarios, al restituirle su brillo al histórico escenario.
Un potente sonido creado por el concierto de palas, carretillas, y otros instrumentos, trastocan desde julio último el panorama apacible de esa pasarela adornada por mangles.
Los protagonistas de esta nueva epopeya son trabajadores de la Empresa Constructora de Obras de Arquitectura e Industriales (ECOAI 4), de Niquero, quienes trabajan de lunes a lunes, en jornadas que superan las ocho horas, para cumplir el compromiso contraído de entregar la obra el próximo día 25.
Ellos restituyen más de 374 metros dañados, de los 1 366 que aproximadamente tiene el sendero.
Se reconstruye la parte del pasillo que se ha ido hundiendo porque, cuando sube la marea, es envuelto por el agua, lo cual propicia su deterioro acelerado, expuso Juan Pablo Torres, trabajador de la ECOAI 4.
Dicho así, pudiera parecer simple, pero en realidad no lo es. Baste con presenciar parte del trabajo para percatarse del esfuerzo que esos granmenses realizan.
Preparar los materiales fuera del sendero y luego trasladarlo por la larga pasarela hasta el punto exacto en el que se labora, no es cosa de juegos.
A eso hay que sumarle que el movimiento de los materiales en los primeros meses se realizó de forma manual, carretilla a carretilla, y luego es que se envió la motovolqueta, para acelerar los trabajos, destacó Héctor Luis Furones, también trabajador de la ECOAI 4.
Esta es una tarea complicada, sobre todo en las primeras horas de la mañana y al caer la tarde, horarios en los que, en este sendero adornado de mangles, afloran los molestos jejenes, pero ello no impedirá que la obra se termine con calidad y en la fecha pactada, aseguró.
Margarita Mestre, técnica de obra y única mujer del colectivo, es la encargada de velar por el control de la calidad de los trabajos. Foto: Mailenys Oliva Ferrales
Ese también es el sentir de Margarita Mestre, técnica de obra de la citada empresa, quien es la única mujer en ese colectivo, y se encarga del control de la calidad de la ejecución.
Muestra de que las manos de las mujeres están en todos los escenarios de la sociedad cubana, ella permanece a pie de obra por largas jornadas de trabajo, todos los días de la semana, para garantizar que cada detalle quede según los requerimientos establecidos.
Pero no solo es común verla evaluando la obra. En ocasiones también se le ve amarrando una cabilla o asistiendo al que hace el encofrado, porque, al igual que sus compañeros sabe que el tiempo es oro.
Con humildad, Margarita, con 28 años laborando en la construcción, confesó que la tarea es dura, pero que están en condiciones de cumplir el reto, porque es un colectivo caracterizado por la disciplina y el compromiso.
Trabajadores de la ECOAI 4 laboran más de ocho horas diarias para concluir la obra a tiempo. Foto:Mailenys Oliva Ferrales
Ese sentido del deber es reconocido por Diosmani Echeverría, quien elogió la seriedad y laboriosidad de los trabajadores de la ECOAI 4 y confirmó que el trabajo realizado es de mucha precisión, y está a tono con las exigencias de un área protegida, ya que el conjunto monumentario forma parte del Parque Nacional Desembarco del Granma, el cual fue declarado en 1999 Sitio Natural Patrimonio de la Humanidad.
Sin descuidar esos valores históricos, patrimoniales, y naturales que envuelven al conjunto monumentario Las Coloradas, avanzan las labores de restauración.
Todos allí saben que muy pronto llegarán miles de cubanos de todas las edades hasta este sitio para darse un «chapuzón» de historia, a propósito del aniversario 60 de la épica jornada, que trazó el camino hacia la libertad definitiva. Seguramente, para ese momento cumbre, el Monumento Las Coloradas lucirá sus mejores galas.

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